El gobierno de Rajoy cumple 100 días, y han pasado tantas cosas que parecen 100 años, porque casi ninguna ha sido buena. Es un buen momento para detenernos, abrir un poco el foco y mirar hacia atrás haciendo balance.Desde muy pronto empezó a no gustarnos como cazaba la perrita, apenas unos días en el poder y ya se produjo el primer y flagrante incumplimiento electoral del gobierno popular: La subida de impuestos, en concreto del IRPF, contraria a los postulados defendidos por el PP hasta la extenuación durante su campaña electoral y su periodo de oposición. La derecha tan neoliberal, siempre afrimó que las bajadas de impuestos permiten que los ciudadanos dispongan de más dinero en sus bolsillos para incrementar el consumo. Con su política fiscal logran justo lo contrario, una reducción de casi 2000 euros anuales por cotizante.
Luego empezaron a perfilarse las líneas generales de la anunciada reforma laboral. Todos recordamos a Rajoy en el debate con Rubalcaba afirmando que no iba a facilitar el despido, luego hemos revisado numerosas opiniones de otros dirigentes del PP opositor afirmando que abaratar el despido era una medida contraproducente. Y casi lo primero que hacen fue firmar el mayor abaratamiento del despido que hemos conocido en democracia. Y todo esto asociado a un brutal recorte de los derechos de los trabajadores.
Quizá una de las pocas predicciones correctas que hizo el Señor Rajoy fue la de acertar que esto le costaría una huelga general. Lo suyo es de récord. Ha tardado tres meses en tener su deseada huelga general. Aunque dados los antecedentes del presidente gallego, empiezo a sospechar de que este tipo de anuncios captados por supuestos micrófonos indiscretos constituya una táctica premeditada de avisos del gobierno actual.
En estos corrillos el presidente Rajoy parecía presumir ante sus amiguitos europeos de dureza... Como en cualquier buena conversación de barra de bar cuando se juntan varios amigotes a contarse sus últimas conquistas amorosas....
Y como tercera pata del banco de los inmensos rectificados de esta gobierno, el anuncio de la amnistía fiscal en los Presupuestos de 2012, que parafraseando a Dolores de Cospedal en junio de 2010, es tan "impresentable, injusta y antisocial" como lo era la que propuso por aquel entonces el gobierno socialista y a la que se opusieron los populares con la violencia habitual de por aquel entonces.
Si a esto le sumamos el retraso alevoso y nocturno con el que han sido anunciadas las líneas generales de los presupuestos 2012, esperando a las elecciones andaluzas y a la convocatoria de huelga general, se nos dibuja un panorama opuesto a la tan cacareada transparencia del gobierno del Partido Popular.
Pero aún hay muchas más cosas, como es la anunciada reforma de la ley del aborto anunciada por el ínclito Ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón, que se ha permitido el lujo, remedando a los anuncios de compresas, de explicar a las mujeres en que consiste el ser mujer y como pueden ver realizada su feminidad.
O como es el enorme recorte del gasto público que se nos ha anunciado esta semana y que ya veremos por donde nos sale. O en la rectificación del propio Rajoy en el objetivo de déficit para 2012 cuando fue a negociarlo con sus colegas europeos, y estos le dijeron que aquello no valía y hubo de volverse a Moncloa con otros 5000 millones de recortes en la cartera; aún recordamos las terribles acusaciones de ineptitud y ausencia de firmeza que su partido lanzaba al gobierno Zapatero cada vez que este negociaba cualquier cosa en Bruselas. O en los reiterados anuncios de que no reducirían los gastos sociales, ahora que en el avance de los presupuestos sabemos que se reducen significativamente, entre otros, las partidas para la Ley de Dependencia y las destinadas a colaboración con países en desarrollo.
Además todo esto ha estado aderezado por la práctica ausencia del Presidente en los medios de comunicación ante tan importantes decisiones. Parece como si hubiese sido Florentino Pérez quien le hubiese inspirado en esta peculiar forma de hacer política: los subordinados parecen ser los que toman las decisiones y por tanto son quienes dan la cara. Y en un club de fútbol esto puede ser comprensible; pero en política hay quien lo califica de cobardía.
También tenemos que soportar a una prensa afín, la denominada TDT Party, que está crecida y se han echado definitivamente al monmte a cazar a todo aquel que se oponga a este conjunto de disparates de la manera más dialécticamente violenta que podamos imaginar.
Y todo esto ¿de qué ha servido?. Casi el único mensaje que comunicó Rajoy durante su invisible campaña electoral fue que si él llegaba al gobierno se iba a instaurar un infalible régimen de confianza que resolvería todos nuestros problemas. Mucha gente se lo creyó ingenuamente. Los efectos de dicha confianza no aparecen por ningún lado.
El paro sigue con su trayectoria imparable, de hecho las nuevas previsiones del gobierno es que aumente en 600.000 personas durante este año, y eso a pesar de la estupendísima reforma laboral que han aprobado; el crecimiento económico ni se le ha visto, ni se le espera; y para terminar de rematar la calamidad de las reformas emprendidas, nos acaban de anunciar que el déficit de los dos primeros meses del año ya es del 2%,, más de un tercio del esperado para todo el año (5,3%).
¿Es que nadie se va a dar cuenta en el gobierno que los recortes solo conducen a más paro y menos crecimiento, y estos a mayor déficit, y este a más recortes?
Pero aún queda un pequeño margen para la esperanza como se ha demostrado en las elecciones andaluzas. La población no es tan estúpida como pudiera parecer en primera instancia. Los andaluces han variado de manera muy significativa el signo de sus votos y han privado a Javier Arenas de una amplia victoria electoral que hubiese logrado en noviembre de 2011. Pienso que el principal factor para este giro electoral ha sido el temor a las brutales políticas de recorte impulsadas por el PP, y que el personal se ha dado cuenta del pernicioso círculo vicioso: el déficit público lleva a recortes, y estos se traducen en gente a la calle, más paro, menor crecimiento, y por tanto más déficit.
La próxima cita electoral es marzo de 2013 en las elecciones gallegas, aunque no es descabellado predecir un adelanto; Además los ciudadanos seguimos disponiendo de los habituales cauces de protesta para mostrar nuestro descontento con estas políticas.
¡¡¡¡NOS VEMOS EN LAS MANIS!!!!!