February 2013 Archives

  Es evidente que la Justicia es básica para que una sociedad funcione correctamente, en especial si dicha sociedad pretende al menos tener la apariencia de democrática.

  Muchos males asolan la Justicia española, pero hoy nos ocuparemos de una reforma que me parece simple, y a la vez enormemente eficaz, y con la que una inmensa mayoría de ciudadanos creo que estaríamos de acuerdo.

  Todos los días estamos viendo en los diversos medios de comunicación como multitud de personas con responsabilidades públicas (políticos) son acusados de corrupción. Se nos ofrecen diversos detalles de sus presuntos actos delictivos, y muchos de ellos acaban imputados en supuestos delitos de tráfico de influencias, prevaricación, cohecho, maquinación para alterar el precio de las cosas, etc, etc, etc.
  Los involucrados en dichos presuntos delitos exhiben un archiconocido menú de excusas para evitar verse implicados en dichos escándalos, y finalmente nadie asume responsabilidades en forma de dimisiones, ,nadie ofrece explicaciones creíbles, y todos tratan de escurrir el bulto. 
  Normal, si el juicio por dichos actos llega a producirse, esto sucede varios años después de los hechos, muchos han prescrito, nadie se acuerda ya de lo que se juzgaba, y el foco de atención social suele estar puesto en otro lugar. Y por si todo esto falla, siempre queda el recurso de los indultos.

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  Considero razonable que los cargos electos gocen de una justicia alternativa, pues de lo contrario, corremos el riesgo de judicializar casi cualquier decisión política. Es un buen mecanismo de defensa; Por ello los diputados son aforados y tan solo pueden ser juzgados por tribunales superiores. Ahora bien, transformar esto en impunidad ante los desmanes cometidos por nuestros políticos, tal y como sucede en la actualidad, es un disparate que no podemos permitirnos.
  Por otro lado, asumir la imputación de un cargo electo como sinónimo de su dimisión, también es un arma peligrosa. Pues todos sabemos los navajazos traperos que se pueden repartir entre nuestra clase política y como los jueces en muchas ocasiones admiten imputaciones, dejémoslo en discutibles. Es decir, que igualar imputación en un delito con la dimisión de un cargo electo es una puerta peligrosa para convertir nuestra política cotidiana en un absurdo ir y venir a los tribunales de justicia.
  Pero por contra, el actual estado de cosas en el que delitos flagrantes quedan aparentemente impunes y los atribulados ciudadanos debemos soportar las burlas de los presuntos delincuentes, constituye probablemente uno de los más graves atentados contra nuestro estado de derecho.

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  La solución a todas estas cuestiones me parece de lo más sencilla y obvia: Cuando un político es imputado en un acto delictivo, ha de ser juzgado en un breve plazo, que no debería superar nunca los tres meses. 
  De este modo, se consigue disponer de una sentencia judicial, que no solo obligue al condenado a presentar su dimisión, sino que se acompañe de la obligación de abandonar cualquier actividad pública de forma automática; además de todas las responsabilidades asociadas al delito, como pueden ser condenas penales, devolución de los dineros ilegalmente apropiados, etc. Es decir, un cargo público condenado por un juez sería de manera automática expulsado de cualquier cargo público que ocupara.
  Es evidente que para esta reforma se precisa de la creación de algún tipo de juzgado específico, que me parece algo perfectamente asumible por la sociedad; y por supuesto dejar abierta la puerta a los recursos pertinentes que la ley permita, pero eso si, desde una sentencia judicial condenatoria.
  Las ventajas de este mecanismo me parecen numerosas, y una de las más destacables sería que los políticos tendrían más temor a cometer actos ilegales pues la impunidad de dichos actos se vería claramente reducida; y ya sabemos lo que decía el viejo refrán acerca del miedo y el guardado de la viña.

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En fin, pero de nuevo nos enfrentamos al mismo problema: 
Quienes deben aprobar este tipo de leyes son los perjudicados por las mismas.....




http://leandrobarea.com/blog/?cat=20

http://elmuertoquehabla.blogspot.com.es/2011/06/sinlogismo-de-impunidad.html
  Aún sin haber tocado fondo tras el estallido la burbuja inmobiliaria seguimos sin tener claro hacia donde vamos. La política económica del anterior gobierno, y especialmente del actual dirigido desde el Partido Popular, carece de unas líneas estratégicas básicas. Nadie sabe hacia donde nos dirigimos, y que modelo de sociedad y de desarrollo queremos generar. Parece como si todo se confiase al artificioso inflado de una nueva burbuja.
  El ejemplo más evidente de esta ausencia de una clara política de desarrollo es la apuesta madrileña por el denominado proyecto Eurovegas. Tan solo se busca el titular de prensa rápido, una apresurada predicción de puestos de trabajo a crear y unos imaginarios beneficios económicos. Parece que a nadie le ha importado el precio a pagar, entre otros:
  - Rectificaciones de todo tipo de legislaciones, en especial la laboral, pero también fiscal, por ejemplo se propone que no paguen ni el impuesto de Bienes Inmuebles (IBI), ni el de Actividades Económicas (IAE).
  - Un modelo de desarrollo basado en la economía no productiva, que provocará el deterioro social con incrementos en actividades poco edificantes como el juego, la prostitución, drogas, y todo lo que rodea a estas actividades. (Por si  alguien tiene dudas recomiendo como ejemplo este minireportaje que nos abre las puertas al futuro de Alcorcón y alrededores: http://www.youtube.com/watch?v=N1VFjpI_IxA)
  - Un grave deterioro de las condiciones de vida de numerosos ciudadanos que se verán obligados a emigrar de las actuales zonas residenciales que ahora ocupan los futuros terrenos que albergarán los macrocasinos.

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  Definitivamente puede que esta sea la opción de futuro para nuestro país que han elegido nuestros dirigentes. De ser así, lo deberían explicar con claridad a la ciudadanía, y no esconderlo tras unas cifras maquilladas y unas promesas que no se cumplirán jamás, salvo para los dueños de los casinos. Aunque sinceramente más bien opino que es la ausencia de un proyecto de desarrollo y crecimiento a medio-largo plazo para nuestro país lo que les hace lanzarse en brazos de este tipo de especulaciones que en el mejor de los casos pondrán en marcha una nueva burbuja económica.
  Es un claro reflejo de la mediocridad de nuestra clase política. Son incapaces de establecer unas líneas maestras para el desarrollo de nuestro país, para lo cual se necesitaría un debate con altura de miras y no las habituales peleas tabernarias, con navajazos incluidos, que protagonizan habitualmente en el Parlamento.
  Todavía no he escuchado a prácticamente ningún político lanzar al ruedo del debate público el asunto de la decisión sobre el modelo de desarrollo nacional que queremos dejar a nuestros hijos. Casi todo son parches y soluciones apresuradas e improvisadas que no aclaran en absoluto lo que va a suceder de aquí a dos años.
  Sinceramente pienso que establecer unas líneas básicas de desarrollo económico y social en este momento de nuestra historia, evidente encrucijada de caminos, es de capital importancia y que deberían establecerse unas pautas aisladas del debate y los vaivenes políticos a las que nos ciñéramos la inmensa mayoría de españoles. Soy muy pesimista en este sentido, porque esto de hacer planes a medio y largo plazo no se hace en la actualidad ni en las compañías más desarrolladas del planeta, como para hacerlo en países como el nuestro gobernados por esta mediocre clase política.

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Si sostenemos nuestro modelo de desarrollo en unas bases de humo, el fracaso está garantizado

  Dentro de mi modestia y de las evidentes limitaciones de este blog, me gustaría hacer una propuesta sobre tres campos en los que se puede basar el desarrollo y crecimiento económico de nuestro país en los próximos años.
  - Primero. La industria turística. Es evidente que es uno de nuestros principales activos, aunque a decir verdad, va siendo hora de que perfilemos nuestra oferta turística y decidamos qué tipo de turismo queremos en nuestro país. Mi apuesta es evidentemente por el turismo de calidad, con menor cantidad de turistas pero de mayor capacidad económica. Creo que es conveniente evitar el turismo de botellón, pues tarde o temprano países más competitivos en precio y servicios se harán con este lecho de mercado.
  Esto que es fácil de decir, resulta complicado de llevar a cabo. Pues es necesaria una gran inversión en muchos terrenos. Desde una infraestructura hotelera acorde con el tipo de turista que queremos atraer, hasta la formación de numerosos trabajadores especializados en idiomas, gestión turística, etc; pasando por supuesto en campañas de promoción de imagen que reflejen este cambio de mentalidad.
  Por supuesto se debe terminar de una vez por todas con esa picaresca tan hispana para con el turista, que afortunadamente en los últimos años es cada vez menos frecuente.

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No es precisamente este un tipo de turismo al que creo debamos dirigirnos en el futuro 

  - Segundo. Necesitamos una reforma en profundidad de nuestro sector primario. Hasta ahora muchas de nuestras explotaciones agrarias, ganaderas y pesqueras permanecen ancladas en una idea insostenible de producción de grandes cantidades de productos. Esta idea es un grave error. El único futuro de nuestro sector primario es una apuesta decidida y única por los productos de calidad, con valor añadido, que puedan ser exportados a todas partes del mundo.
  Por ejemplo no podemos competir con otros países en producir litros de aceite, o de leche, o en la pesca de sardinas. Ellos lo harán tan bien como nosotros y a un coste infinitamente inferior, con lo que de un modo u otro acabrán expulsándonos del mercado.
  España debe ser un país que produzca productos de muy alta calidad, y para ello hacen falta reformas profundas, para empezar en la mentalidad de los propios agricultores, ganaderos y pescadores. Por ejemplo, no se debe producir leche, lo que se debe hacer es alimentar a una raza de vacas seleccionada en unos terrenos con determinadas características y producir un queso de elevada calidad, y con efectos beneficiosos sobre la salud. Evidentemente se necesita además una importante y decidida inversión en promoción de los productos españoles recalcando esta elevada calidad para justificar el valor añadido de los mismos.
  Otro beneficio de esta actividad sería la creación y desarrollo de una actividad industrial de mediano tamaño, desde la elaboración de productos, su envasado y distribución.

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Transformar nuestro sector primario en una tienda gourmet, no es solo rentable 
sino que constituye el único futuro para el mismo

  - Y tercero. Investigación, Desarrollo e Innovación (I+D+I). En este terreno se precisan delimitar unas líneas básicas y nítidas preferentes. No necesitamos IDI en todos y cada uno de los campos posibles en el actual panorama científico-técnico. Debemos especializarnos en una pequeña cantidad de especialidades y centrarnos exclusivamente en ellas, para de ese modo alcanzar la máxima eficiencia y rentabilidad posibles. 
  Un ejemplo paradigmático lo constituye la industria de energía solar, en el que nuestro país hasta hace poco tiempo era uno de los más importante en este terreno con evidente futuro a largo plazo. Para elegir los campos de actuación preferencial, además del consenso político sería necesario sería imprescindible una acertada elección de los mismos, y para ello se requieren verdaderos comités de expertos, no lo que sucede en la actualidad en la que estas decisiones las toman los habituales comités de asesores políticos habitualmente con intereses económicos directos en sus ámbitos de decisión (por no hablar de sospechas más graves).
  Por supuesto, una acertada política en I+D+I acarrea la formación de profesionales altamente cualificados en las especialidades consideradas como preferentes, y el desarrollo de una actividad industrial de elevada rentabilidad a medio y largo plazo. Nada que ver con nuestro ibérico pelotazo urbanístico.

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Simplemente eficaz

En nuestra mano está exigir a nuestro políticos que se establezca un plan de desarrollo del país a medio y largo plazo.  Es la herencia que dejaremos a nuestros hijos y el futuro de las pensiones de los que ahora estamos en edad laboral.

http://www.abc.es/20120927/local-madrid/abci-eurovegas-exencion-201209271825.html

http://spanish.china.org.cn/specials/2012lianghui/2012-03/07/content_24827329.htm
  La infinidad de acontecimientos calamitosos que nos está abrumando cada día desde los noticiarios ofrece pocas posibilidades de comentario original. La inmensa mayoría de ciudadanos pensamos que se precisan cambios radicales en la vida pública para evitar que se repitan estos penosos sucesos.
  Ya no es suficiente con criticar las evidencias; se necesitan propuestas reales para modificar el actual estado de las cosas, y eso es lo que precisamente vamos a intentar hacer desde hoy desde estas modestas líneas. 

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  Uno de los principales problemas al que nos enfrentamos es la ausencia de relación entre la casta política y los ciudadanos gobernados. Parece que vivimos en una democracia; pero no es así. Nuestro régimen actual yo lo llamaría partidocracia. Son los partidos políticos, en especial los dos mayoritarios, los que controlan todos y cada uno de los aspectos importantes de la actividad pública. Los representantes públicos han de rendir cuentas ante las cúpulas directivas de sus respectivos partidos, y no ante los ciudadanos que supuestamente les eligen.
  El actual sistema de listas cerradas dentro de los partidos diluye la responsabilidad de los cargos electos bajo el paraguas protector de sus respectivas siglas. Cuando llega el momento de exigir cuentas, nadie sabe nada; nadie ha oído nada; nadie dice nada. El partido esconden a sus dirigentes, y en caso necesario cambia de lugar a los más señalados por escándalos públicos a modo de protección. Cuando llega el momento de las elecciones, los votantes se ven encerrados en una lucha de siglas que agrupan a un montón de candidatos que, en el mejor de los casos, son completamente desconocidos para los ciudadanos.

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Esta es una de las más eficaces armas de poder que manejan los partidos políticos: 
Quiénes están incluidos en las listas y en qué orden

  Se han propuesto diversas alternativas para resolver esta situación. La más evidente es la de cambiar el modelo a uno de listas abiertas; aunque también se han propuesto diversas variantes como listas semiabiertas, semicerradas o semi-lo-que-ellos-quieran. 
  La idea de listas abiertas me parece atractiva, pero sinceramente creo que la sociedad española no está preparada para ello. Si cogemos cualquier papeleta electoral para el congreso de los diputados por cualquier circunscripción, nos enfrentamos a una lista de nombres, por un lado algunos conocidos por haber desempeñado funciones públicas; y por otro, otro montón de nombres absolutamente desconocidos. 
  A efectos prácticos, señalar con una cruz un conjunto de nombres dentro de esas papeletas se convertirá la mayor parte de las veces en conformarse con el orden de candidatos propuestos por el partido en cuestión, ya que en la mayor parte de casos, los ciudadanos no tendremos criterio suficiente como para poder seleccionar nuestros candidatos predilectos. Además una vez elegidos, su responsabilidad de nuevo se diluirá en la corriente impuesta por el partido, y manifestada a través de la perniciosa disciplina de voto.

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Quienes votaron esta candidatura, por ejemplo, desconocían al 90% de los candidatos, 
y ahora ignoran quien les está verdaderamente representando....

  Cada vez estoy más convencido de que el sistema electoral alternativo que podría resolver muchos de nuestros problemas es el habitual dentro del ámbito anglosajón. Es decir, los candidatos al congreso de los diputados son elegidos dentro de circunscripciones electorales limitadas geográficamente. Dichos candidatos se presentan en representación de un partido político y dentro de cada circunscripción es elegido un solo representante, el más votado evidentemente.
  De este modo se consigue una identificación clara e inequívoca del candidato electo con sus votantes y se destruye la dañina disciplina de voto. Los electores tienen claro quién es su representante; y éste sabe perfectamente que se debe más a sus votantes que al partido al que representa, porque su cargo depende de su éxito electoral dentro de un grupo limitado de electores.  Por tanto, la relación entre político y ciudadano se estrecha, y esa creo que es la clave del éxito de dicho sistema. 
  Es evidente que este sistema también tiene sus inconvenientes, uno de los más importantes es la dificultad de representación para partidos no mayoritarios. Ese es sin duda el talón de Aquiles de este sistema; pero creo que en la actualidad, cuando los partidos mayoritarios gozan de una pésima reputación entre los ciudadanos, y las encuestas apenas les otorgan un 25% de votos a cada uno, es un momento más que interesante para su aplicación, y la puerta para otras opciones interesantes está más que abierta. Nada que ver con el duelo demócratas-republicanos norteamericano.
  Otro de sus inconvenientes es que la aritmética electoral puede ocasionar grandes diferencias en cuanto a representación parlamentaria con pequeñas diferencias porcentuales en votos. 

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  En cualquier caso, y sabiendo que es imposible diseñar un sistema perfecto, creo que en la situación actual de desconexión absoluta entre el poder con los ciudadanos, este sistema podría resolver muchos de los problemas políticos a los que nos enfrentamos cada día en España.


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