En estos tenbrosos días que vivimos se está produciendo una peligrosa disociación que con frecuencia pasa desapercibida.
Gran parte de los argumentos que se emplean para justificar los ajustes, recortes o hachazos al estado de bienestar se justifican desde un ambiguo y etéreo beneficio para España. Y es justo aquí donde está la grave contradicción que nos tiene a todos acongojados: Lo que al parecer es bueno para España, resulta nefasto para una inmensa mayoría de españoles.
Pero la contradicción no se detiene aquí, en algo tan genérico como el concepto españolidad, sino que se extiende a otros ámbitos: Por ejemplo, lo que es bueno para los bancos resulta ser terriblemente dañino para el común de los ciudadanos; o lo que beneficia a los mercados, a nosotros nos supone el medio riñón que aún no habíamos donado; o las medidas que reducen el déficit público ponen en el paro a decenas de miles de personas; O esas medidas que van a salvar la sanidad y educación pública, suponen precisamente su propio final.
¿Recortes?....... Para los pobres......
Quizá haya llegado el momento de clarificar que es el fin y cuáles son los medios para alcanzarlos: El fin es que todos vivamos cada día mejor; el medio para lograrlo es tener un desarrollo económico sostenible y equilibrado.
Por contra en la actualidad la realidad está pervertida: El fin es que los poderes económicos sobrevivan a toda costa; el medio para lograrlo es el sacrificio de la calidad de vida de la inmensa mayoría de ciudadanos.
ALGO HABRÁ QUE HACER PARA VOLTEAR ESTA PUTREFACTA TORTILLA
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