Ayer otras dos mujeres más fueron asesinadas por hombres que decían quererlas. Hoy he buscado información antes de escribir estas líneas y sus historias ya habían desaparecido de las primeras páginas de los periódicos digitales, y tampoco estaban entre las noticias más leídas...
Recordar ahora las cifras de esta barbarie no tiene demasiado sentido. Una sola mujer asesinada por violencia machista ya me parece intolerable.
Hay muchas cosas por hacer para resolver esta espantosa sangría. Se están haciendo algunas, pero obviamente no son suficientes. En mi opinión hay una cuestión básica que está fallando: Se está actuando sobre las mujeres casi exclusivamente cuando los culpables son hombres.
No quiero expresarme mal en un tema tan delicado. No quiero decir que las cosas que se están haciendo desde diferentes ámbitos no sean necesarias. Lo son. Pero por si solas no son suficientes.
Por ejemplo, en la última campaña en los medios, se hace hincapié en que la mujer identifique comportamientos de riesgo y abusivos para que pueda evitarlos, y eventualmente denunciarlos; en todos los medios se resalta la importancia de cursar las oportunas denuncias ante casos de agresiones machistas; también es muy frecuente apelar a la colaboración de familiares, vecinos y amigos para fomentar las denuncias y apoyar a las mujeres maltratadas; se habla constante e insistentemente de tolerancia cero, etc, etc.
Todas estas medidas son muy importantes, y por supuesto que hay que añadir la adecuada actuación de apoyo social, político, policial y judicial. Pero creo que si nos quedamos aquí, estamos transmitiendo un mensaje erróneo y peligroso: La violencia machista sucede si la mujer lo permite. Y esto es una barbaridad. La violencia machista existe porque hay hombres que la ejercen; esa me parece la clave del asunto.
En mi opinión, creo que hay que incidir en el mensaje de que el verdadero culpable de la violencia machista es el hombre que asume que la mujer a la que se supone que ama es suya, que ha interiorizado ese concepto tan novelesco, y ¿por qué no?, fomentado desde los clichés de películas, series y publicidad de que "o es mía o de nadie", que establece una relación de superioridad y dominio sobre la persona presuntamente amada.... En fin, ese hombre que se monta una película pseudo-romántica en su cabeza que finalmente le conduce a matar a su pareja y después a suicidarse o a intentarlo.
No soy técnico en la materia, pero creo que hay numerosas formas de acabar con esta perversa identificación del amor con la posesión de la amada. Para empezar se debe acabar de una vez por todas con todos esos programas de televisión y anuncios que de un modo más o menos explícito ensalzan este tipo de comportamientos. Ejemplos los hay a patadas en la parrilla diaria. Por otro lado, se debe fomentar la imagen del absurdo e imbécil machista que maltrata a una mujer desde la televisión, cine y publicidad.
Es decir el energúmeno que maltrata a una mujer debe ser visto, y sobre todo percibirse a sí mismo como lo que es: un criminal; y no ese pseudo-romántico capaz de hacer cualquier cosa por eso que él cree que es amor. El propio agresor debe llegar a sentirse ridículo ante la sinrazón de su comportamiento.....quizá de esta manera consigamos acercarnos al cero de violencia machista.
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