Hace ya casi 3 semanas de unas declaraciones que nos dejaron muy claro el panorama actual y las normas con las que jugamos este partido. Sin embargo, parece como si hubiésemos decidido obviarlas y el olvido de las mismas provocará sin duda que volvamos a tropezar con la misma piedra.
El Presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, vino a decir que no consideraba a su empresa como española dado que el volumen de negocios de la misma en otros países era muy superior al del nuestro. Nada nuevo bajo el sol, viniendo de una multinacional. Al fin y al cabo lo que dijo el Señor Sánchez Galán no es más que la constatación de la realidad más contundente: Las multinacionales, como su propio nombre indica, son multinacionales; y su objetivo es ganar dinero para sus accionistas, cuanto más mejor. Así funcionan las cosas. Y es lo normal. Jamás criticaré a una empresa de estas características por hacer su trabajo, es decir aquello para lo que fueron creadas. Sería como maldecir al lobo porque come ovejas; los lobos hacen lo que tienen que hacer: alimentarse.
Ahora bien, aclarado este punto, que no nos tomen por idiotas (aunque cada vez pienso con más insistencia que lo somos). Porque cuando una multinacional "española" sufre una supuesta agresión en otro país, a todos los españoles se nos pide-exige que nos pongamos firmes y defendamos los intereses de "nuestras" empresas. Es más cotidianamente se nos recuerda lo conveniente de que beneficiemos a dichas compañías con ventajas fiscales y no sé cuantas prebendas más porque ellas nos dan trabajo, cotizan en nuestro país y hacen que seamos más altos y más guapos. Mienten.
Las multinacionales, aunque tengan origen en nuestro país, permanecen aquí porque les es rentable. Nada ganamos reduciendo su fiscalidad, ni haciéndoles otro tipo de favores; si a través de todas esas triquiñuelas alegales que han dado en llamar pomposamente ingeniería financiera, hacen lo que tienen que hacer: buscar el máximo beneficio para sus accionistas. Y evidentemente no se les pone nada de por medio. Cuantos menos impuestos paguen, mejor, cuanto menos paguen a sus trabajadores, mejor, cuanto menos coticen a la Seguridad Social, mejor; cuanto más beneficio obtengan de sus inversiones, mejor.
Un ejemplo paradigmático de este sinsentido fue la expropiación de YPF en Argentina. No voy a entrar en el fondo de dicha cuestión; pero el Estado Español puso todo de su parte para que dicha expropiación no tuviese lugar: se movieron hilos diplomáticos, se presionó al gobierno argentino, se defendió la españolidad de Repsol como una cuestión de Estado. ¿Qué obtuvimos a cambio?, ¿bajó el precio de la gasolina en España?....Por supuesto que no, antes bien, Repsol se ha beneficiado de la reforma laboral para tener costes de producción más bajos en nuestro país, ha aprovechado todas y cada una de las ventajas fiscales a las que ha podido agarrarse, y permanece aquí porque les es rentable. Nada más.
Por tanto, me resulta absurdo defender esa "españolidad" de "nuestras" multinacionales. Con sus hechos y sus palabras demuestran que no son nuestras; que son de SUS accionistas. Por tanto no les debemos ningún favor.
Y como no se puede poner a los lobos a cuidar de los gallineros, la obligación de cualquier gobierno responsable sería regular los comportamientos de estas empresas en sus territorios. Y ahí claro, vienen los problemas por culpa de la espantosa puerta giratoria que conecta a los expresidentes, exministros, y ex-casi-cualquier-cosa con las dichosas multinacionales.
Mientras que nuestros gobernantes estén más preocupados por defender los intereses de estas compañías que los de sus conciudadanos mal vamos. A nuestros cargos públicos les molestan mucho los escraches, es decir la presencia de ciudadanos de a pie que intentan hacerles llegar sus mensajes de queja; pero reciben gustosamente a los lobbies en sus despachos. Esto debe acabar de una vez por todas....o de lo contrario seguiremos caminando el mismo sendero.
Y por supuesto, la mejor manera para acabar con la tiranía de las multinacionales y de sus hambrientas juntas de accionistas es crear un sector público poderoso y bien gestionado en todos y cada uno de los sectores estratégicos de la economía que actúe de contrapeso al enorme poder de estas compañías y que sirva efectivamente para crear esa verdadera competencia que tanto dicen defender los paladines del capitalismo (pero que en cuanto pueden lo transforman en oligo o monopolios).
http://economia.elpais.com/economia/2014/02/19/actualidad/1392811802_474832.html
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