Desde hace ya bastantes años, la genial película El Golpe nos enseñó que una de las claves del éxito de cualquier timo es que el timado no se sienta estafado por el timador. De ese modo no existirán reclamaciones ni futuras acciones compensatorias. Esta idea está perfectamente desarrollada en nuestros días por los que se han quedado con Caja Madrid y el resto de Cajas "nacionalizadas" bajo el nombre de Bankia.
Tradicionalmente las Cajas de Ahorro y Montes de Piedad eran entidades sin ánimo de lucro, que originalmente se desarrollaron para permitir el crédito a las clases sociales menos favorecidas, y hasta bien avanzado el siglo XX, sus beneficios económicos eran reinvertidos para empleados en el desarrollo económico y social de su ámbito geográfico. Por ejemplo, aún recuerdo que la primera biblioteca pública en el barrio de Madrid donde crecí fue la biblioteca de Caja Madrid; y si cualquiera de nosotros rebusca en su memoria, es capaz de recordar alguna actividad social, cultural o deportiva patrocinada y financiada por alguna Caja de Ahorros.
Tras la debacle financiera de las Cajas de Ahorros, que cada vez sospecho más que haya sido diseñada desde algún oscuro despacho, el Estado inyecta ingentes cantidades de dinero público para su "saneamiento" en una especie de nacionalización del sector. Posiblemente en aquel momento era la menos mala de todas las soluciones porque la enfermedad de estas entidades financieras ya había sido inoculada en su organismo desde mucho años antes. En el caso de Bankia fue la disparatada cifra de más de 22.000 millones de euros.
La gestión "nacionalizada" de la entidad logra su supervivencia, y en poco tiempo se convierte en una banca rentable. De hecho, en 2013 logra unos beneficios de hasta 1.400 millones de euros (sin contar, por supuesto, el dinero que se "obtuvo" con la emisión de preferentes). Y es precisamente en este momento cuando nuestros gobernantes neoliberales vuelven a sacrificar a la gallina de los huevos de oro, y empiezan la privatización de Bankia, sacando a la venta paquetes importantes de acciones. Nos dicen que de este modo, se pretende recuperar el dinero público invertido en el rescate financiero de Bankia. Y nos lo venden como un ejemplo de gestión eficaz.
¡¡¡Y cuela!!!.
El proyecto de nuestros gobernantes es vender por partes Bankia, para intentar recuperar los 22.000 millones allí invertidos. Parece poco probable que lo logren, porque el precio de las acciones no parece que vaya a compensar estas cifras. Pero es que esto en el fondo da igual. ¿Qué más da que se recuperen 10, 15 o 20 mil millones?. El daño ya está hecho.
Al final, las Cajas de Ahorros se convierten en bancos tradicionales con ánimo de lucro, cuyos beneficios en lugar de repercutir en la sociedad, lo van a hacer en los bolsillos privados de sus accionistas. Nos han timado y prácticamente no nos hemos dado ni cuenta. Un golpe perfecto como el de la película de Paul Newman y Robert Redford.
El argumento de toda esta historia parece tan perfecto, que me cuesta horrores imaginar que todo lo sucedido no haya sido urdido desde hace varios lustros. La salida a venta de Bankia en estos días termina de completar un círculo perfecto por el que el dinero que antes se reinvertía en la sociedad ahora va a parar a bolsillos privados. Y el gobierno y la inmensa mayoría de medios de comunicación (en manos de muchas de las entidades beneficiadas por este desfalco de dinero público) nos lo venden como algo inevitable a la vez que fruto de una exitosa, cuando no ejemplar, gestión. La sociedad adormecida así parece haberlo asumido.
Había otras opciones, pero los mismos que se benefician de este lucrativo negocio nos las presentan sistemáticamente como disparatadas. La más obvia era haber mantenido Bankia bajo control público, de modo que actuase como el germen de una potente banca pública, tan necesaria en nuestros días como temida por los grandes poderes financieros. Una banca pública potente puede en la actualidad actuar como el contrapeso necesario para compensar los abusos de la banca privada. Además sus beneficios pueden ser reinvertidos en infinidad de proyectos beneficiosos para el conjunto de la sociedad.
Pero claro, de haber hecho esto, ¿en qué consejos de administración se iban a colocar los exministros y expresidentes que han optado por la venta de la propiedad pública?
http://es.wikipedia.org/wiki/Historia_de_las_cajas_de_ahorros_espa%C3%B1olas
http://www.expansion.com/2013/10/28/empresas/banca/1382945225.html
Leave a comment