Vaya por delante que no estoy de acuerdo con la independencia de Cataluña. Entre otras cosas, y como motivo principal, creo que ya hay demasiadas rayas en los mapas, y otra más no va a servir para resolver ningún problema.
Aclarado esto, pienso que la ruptura de relaciones entre España y Cataluña ya no tiene marcha atrás, que ambas partes son igual de culpables, y que la celebración del referendum por la independencia es inevitable. Personalmente estoy totalmente de acuerdo con dicha celebración, y cuanto antes, mejor. Por tanto, entre otros, será necesaria la modificación de la constitución española.
Sobre lo que hoy quería escribir, es sobre las numerosas dudas que me genera el posible proceso de independencia de Cataluña. Son cuestiones que honestamente desconozco y que los políticos habitualmente no abordan y que creo son de máxima importancia para que los ciudadanos emitan un voto responsable.
En primer lugar está la cuestión sobre quien podrá votar en dicho referendum. Parece razonable que se emplee el censo de empadronados en municipios catalanes para determinar quien puede votar y quien no. Ahora bien, se me ocurren diversas posibilidades muy reales que hacen que esto no refleje de verdad el sentimiento de los catalanes. Por ejemplo, ¿podría votar un nacido en Cataluña, residente 30 años que desde hace 2 años vive por motivos de trabajo en otra comunidad y a quien le gustaría tener el pasaporte catalán?....¿cómo se regula esto?; O por el contrario, ¿podría votar un alemán jubilado que ha decidido establecerse y empadronarse en un pueblo de la Costa Brava hace 6 meses?.
Las posibilidades individuales son casi infinitas y siempre se va a abrir un abanico de posibilidades con injusticias e inexactitudes múltiples que van a sesgar terriblemente el referendum.
Por otro lado, habrá que aclarar y negociar cómo se hace el reparto de infraestructuras. Algunas cosas son muy obvias, como carreteras, hospitales, colegios, etc. Pero ¿qué sucederá con otras infraestructuras de titularidad nacional. como pueden ser los puertos, las aduanas, o los edificios de titularidad española?. No parece del todo razonable ni justo que pasen directamente a titularidad catalana, porque muchos de ellos constituyen inversiones del conjunto de España en Cataluña, simplemente por el motivo de su ubicación geográfica.
Aunque en este sentido resultaría mucho más problemático que puede pasar con los cuarteles militares, de la Guardia Civil y con las dependencias de la Policía Nacional. Es más, ¿qué va a suceder con estos miles de empleados públicos (suponemos que la Constitución se ha modificado para evitar que el Ejército, garante de la unidad de España, ejerza su mandato constitucional)?. No creo que muchos de ellos aceptasen la nacionalidad catalana.
¿Cómo se va a repartir la deuda pública española?, porque supongo que en una eventual independencia, Cataluña debería asumir su propia deuda autonómica y una parte proporcional de la deuda estatal. ¿Alguien ha echado estas cuentas?. Por ejemplo, ¿se repartiría la deuda según número de habitantes o según la renta per cápita?. Nadie aclara estos términos de trascendental importancia a la hora de abordar un proceso de independencia, porque es muy diferente una opción y la otra.
O dicho de otro modo, si no se aclaran este tipo de cuestiones que van a tener una importancia enorme en la calidad de vida de los ciudadanos, y por tanto en la decisión de los individuos al emitir su voto, todo lo que estamos discutiendo en la actualidad es un sinsentido.
Pero es que aún hay aspectos más sutiles y aparentemente ocultos que nadie nos explica y que los catalanes parecen obviar. Mucho se dice sobre la balanza fiscal negativa de Cataluña con el resto de España. Es un hecho indiscutible que este balance negativo existe, pero no se debe al hecho de que desde Madrid se esquilmen los recursos de los catalanes para dar el dinero a andaluces y extremeños como muchos nacionalistas afirman. Se debe a que en España se pagan impuestos según la renta, no según el lugar de residencia (salvo en el caso del País Vasco y Navarra), y como Cataluña tiene una renta per cápita más alta que otros lugares de España, pues pagan más impuestos que otras comunidades. Esto es sencillo, es igual que en cualquier ciudad, los barrios más ricos pagan más impuestos que los barrios pobres y por tanto se convierten en contribuidores netos. Y no es porque desde el ayuntamiento se beneficie a unos barrios en detrimento de otros.
Ahora bien, un eventual Estado Catalán en el seno de Europa, tendría una renta media más alta que la actual como pertenecientes a España; y por tanto se convertirían en contribuidores netos dentro de la Unión Europea para proporcionar fondos estructurales a países como Rumanía, Bulgaria, Croacia, etc. Mucho más pobres que las Comunidades Españolas menos desarrolladas económicamente. ¿Alguien ha echado estas cuentas?. Probablemente no, y de haberlo hecho, poco nos han contado, ¿verdad?.
Otro grave problema que nadie aborda será que si Cataluña finalmente se convierte en un Estado independiente, ¿cómo se articulará el derecho de los habitantes en su territorio a elegir entre el pasaporte español, el catalán, o la doble nacionalidad?. No parece razonable en el actual estado de cosas que un 90% de la población catalana decida optar por el pasaporte catalán. Y un Estado con un 50, o un 60% de su población con otras nacionalidades (incluyo a todos los inmigrantes que viven en Cataluña, claro) no parece ser muy viable social y culturalmente.
También habría que aclarar las condiciones en las que las personas que viven en otras comunidades españolas, u otros países podrían optar a la nacionalidad catalana, porque si dichas condiciones fuesen muy ventajosas, a lo mejor muchos que no tenemos nada que ver nada con Cataluña, nos querríamos hacer catalanes; igual que si nos dejasen elegir, a lo mejor decidiríamos hacernos luxemburgueses o súbditos de las Islas Caimán.
En fin, que al igual que muchos otros temas que contaminan nuestros amados políticos, el rigor en el debate brilla por su ausencia, y en una cuestión como la posible independencia de Cataluña, en la que se toca la fibra sensible de muchos ciudadanos, se deberían hacer las cosas con mucha más seriedad.
Al final todo será un proceso improvisado y así acabará saliendo......y si no, al tiempo....
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