Definitivamente, vivimos en una sociedad hipócrita. Un ejemplo paradigmático son las diversas reacciones que se han sucedido tras la difusión por el diario El País de las crueles imágenes de soldados españoles pateando presos iraquíes.
La reacción más común en diversos ámbitos ha sido la indignación, basada en unas elevadas dosis de sorpresa ante la brutal agresión cometida por los "intachables" soldados españoles. Y es aquí donde precisamente se encuentra la elevada dosis de hipocresía de nuestra sociedad. Vaya por delante que no pretendo justificar lo que sucedió en aquella prisión; pero todos debemos de saber que estas cosas son las que habitualmente suceden en las guerras y en las zonas de conflicto, aunque habitualmente hacemos como si no ocurriesen. Intentamos vendarnos los ojos con un velo de supuestas normas de corrección que en una guerra son constantemente violadas por todos los contendientes.
El problema aparece cuando imágenes como estas nos estropean la cena mientras vemos las noticias. Pero ahí fuera pasa esto y otras cosas mucho peores. En las guerras no hay normas; bueno si las hay, pero todo el mundo se las salta constantemente. Al final se trata de soldados, combatientes, personas al fin y al cabo enfrentadas a muerte. Y llega un momento en que la elección es entre tú y el otro, cuestión que habitualmente se decanta a favor del que tiene el fusil en ese momento.
Desconozco las circunstancias que se dieron en este caso concreto; pero puedo imaginarme varias como que los presos podían saber donde se escondían los tipos que podían atacar uno de los convoyes en los que esos mismos soldados españoles tenían que salir de patrulla; o que los prisioneros supiesen donde se escondían los enemigos que hacía dos días habían matado a dos o tres compañeros; o más aún, que fuesen aquellos mismos quienes lo hubiesen hecho...
Quitémonos el velo de la hipocresía. Seguramente cualquiera de nosotros, en esas mismas circunstancias, habríamos pateado la cabeza de aquellos iraquies con la misma rabia que vemos en las imágenes. Pero habitualmente actuamos como si esto no fuese cierto, se trata de un obvio mecanismo de autodefensa, que nos permite mirarnos en el espejo cada mañana.
Tenemos tendencia a pensar que somos mejores de lo que somos, que nuestros principios son sólidos, que somos incapaces de cualquier atrocidad. Pero no es cierto; necesitamos esa hipocresía para soportar el mundo que nos rodea y la aplicamos especialmente en casos como este en el que se pone en peligro el velo que nos oculta la realidad de lo que sucede en el mundo. Por eso las múltiples y airadas reacciones que una situación así provoca.
Esto sigue sucediendo cada día en el Mundo....pero fingimos que no es así
Ejemplos cotidianos de esto los hay a cientos. Paseamos por las calles y vemos a gente durmiendo en los cajeros o rebuscando comida en los contenedores y buscamos alguna excusa; sabemos que hay miles de niños que mueren cada día de hambre, pero mientras no los vemos en televisión nuestras firmes conciencias quedan a salvo; la ropa que vestimos ha sido fabricada por esclavos del siglo XXI; cada día mueren cientos de personas en numerosos y absurdos conflictos armados, etc, etc, etc... pero todos miramos para otro lado e intentamos obviar estas situaciones. Sociedad hipócrita.
Personalmente comprendí esto que escribo ahora hace unos años cuando viajé a Bosnia justo al acabar la guerra y vi en primera persona la inmensa cantidad de barbaridades que allí se cometieron. ¿Cómo pudo llegar a suceder aquello, que no podía ser obra de media docena de desalmados sino de un número muy grande de personas lanzadas a la vorágine de la violencia más cruel?. Yugoslavia era un país civilizado, por ejemplo, con la mayor tasa de licenciados universitarios en la Europa de por aquel entonces, por tanto ¿cómo demonios se había llegado a aquello?. La respuesta resquebrajó mis supuestos sólidos principios. Todos somos muy pacíficos, incapaces de matar a una mosca y generosos con nuestros vecinos hasta que alguien entra en tu casa y viola y mata a tu mujer/marido y a tus hijos delante tuyo. A partir de ese momento te conviertes en el animal que creías no ser. El resto no creo que haga falta transcribirlo. Pero es precisamente a esto a lo que me refería anteriormente cuando escribía que cualquiera de nosotros en esas mismas circunstancias habría pateado la cabeza de los presos iraquíes.
La solución a todos estas situaciones ha de ser previa al conflicto. Tras su estallido la maquinaria de violencia, odio, y muerte es imparable.
Cuando los dirigentes de nuestros países nos explican la conveniencia de participar en una acción armada, inmediatamente debemos pensar en que estas son las consecuencias. No debemos ocultarnos tras la falacia de los daños colaterales. Las guerras han sido, son y serán siempre igual.
Nuestra obligación es evitarlas para luego no tener que lamentar, con la hipocresía que tanto nos caracteriza, sus horribles consecuencias.
http://politica.elpais.com/politica/2013/03/15/actualidad/1363371190_083683.html
http://www.fronterad.com/?q=diarios-guerra-bosnia-tercer-cuaderno
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