Hoy, 20 de julio, precisamente 8 meses después de la abrumadora victoria electoral del PP en las elecciones generales del 20-N de 2011, me planteo que estamos ante una legislatura absolutamente fracasada, y un gobierno que ha dilapidado en un tiempo récord la inmensa legitimidad que le otorgaron las urnas.
Hoy precisamente, considero que se debe exigir al gobierno que sus discutibles políticas sean de nuevo refrendadas por la ciudadanía, a modo de una Cuestión de Confianza "popular". De no hacerlo en las próximas semanas, que no lo van a hacer, lo siguiente que se debe exigir es la dimisión de todo el Ejecutivo y la convocatoria de nuevas Elecciones Generales.
Entre estas dos imágenes de la sede del PP en la calle Génova han transcurrido menos de 8 meses
En estos 8 estúpidos meses de desgobierno, Rajoy y sus chicos nos han conducido desde una situación calamitosa a un absoluto desastre generalizado y de muy compleja rectificación.
La trayectoria está salpicada por todo tipo de rectificaciones, ocultaciones, engaños y mentiras. Primero hacia sus propios votantes, pues, si exceptuamos la desaparición de la asignatura de educación para la ciudadanía, no recuerdo ni un solo compromiso electoral que no hayan roto: Subida de impuestos, subida del IVA, abaratamiento del despido, copago sanitario, reducción de prestaciones sociales, despidos masivos de empleados públicos, recortes brutales en educación y sanidad, etc, etc, etc.....
Además su estilo ha sido el de los peores gobernantes. La comunicación de las medidas adoptadas ha estado siempre caracterizada por la ocultación de datos (por ejemplo hoy nos hemos enterado por fin de la subida del IVA en 17 puntos del material escolar), cuando no mintiendo directamente sobre ellos en las ruedas de Prensa. Muchas de las cuestiones importantes de política interna han sido anunciadas en los lugares menos oportunos, como en ruedas de Prensa en el extranjero, comunicaciones desde la sede del propio PP, etc, todo ello caracterizando un estilo que demuestra una insoportable confusión de conceptos, y que desorienta no sé si de manera premeditada a los ciudadanos. En numerosas ocasiones he tenido la sensación de que las comunicaciones de las medidas de gobierno han sido realizadas con un enorme complejo de culpabilidad procurando que las mismas pasasen lo más desapercibidas posible. Ello, además del perjuicio que supone a los ciudadanos, constituye un insulto imperdonable hacia la ciudadanía. Y eso es algo que un gobierno democrático jamás debería hacer, ni los ciudadanos permitir.
La más brutal de las injusticias es otra de las terribles características de este gobierno que padecemos. Mientras al grueso de los ciudadanos, especialmente a la sufrida clase media, se le exigen inmensos sacrificios, las élites económicas, bancarias y financieras, tan solo reciben, con su proverbial voracidad, los beneficios de dichos sacrificios.
No se ha aprobado ni una sola medida contraria a los intereses de los grandes capitales ni de los bancos autores de este desaguisado, que se han convertido en los altares donde los ciudadanos debemos ofrecer nuestra vida para aplacar inútilmente su ira, como si se tratase de sociedades prehistóricas intentando lograr el beneplácito del Dios Sol.
Los inmensos privilegios de nuestra clase política apenas han sido superficialmente arañados. No se ha reducido ni un milímetro el número de "altos cargos a dedo" de la Administración. Y cuando esto se compara con la triste realidad de gran parte de la población, el insulto a la inteligencia y el agravio comparativo se hacen insostenibles.
El ejemplo paradigmático de esto ha sido la complacencia (complicidad podría ser un término más adecuado) con la que han sido tratados los directivos de Bankia, que cuando menos, han demostrado una ineptitud soberbia, cuando no una descarada actitud delincuente.
Pero lo más grave de todo esto, es el resultado que estamos obteniendo con este disparatado conjunto de medidas: Récords sucesivos de paro, de prima de riesgo, de caídas en la Bolsa, de malos augurios económicos, etc, etc, etc.
Especial atención requiere el asunto de la prima de riesgo, que nos compara con otros países y demuestra indudablemente la inoperancia de todas y cada una de las medidas económicas que ha promovido este descerebrado gobierno. En noviembre de 2011, estábamos netamente mejor que Italia e Irlanda. A fecha de hoy, estamos mucho peor que estos dos países que en los últimos meses han tenido leves mejorías de su mala situación.
Hoy además la Bolsa ha sufrido su mayor caída en lo que va de año, y la Prima de Riesgo ha alcanzado la insostenible cifra de 612 puntos, justo tras la aprobación de los inútiles y gigantescos recortes que en palabras de la diputada del PP, Andrea Fabra, nos han jodido a todos.
Luego dirán que no es un rescate lo que se nos viene encima.
Porque esa es otra horrible arista de este terrible poliedro: Las previsiones de resultados: hoy se nos ha avanzado, que en 2013, tampoco creceremos, que no se creará empleo, etc. Al gobierno tan solo le queda la excusa barata de la herencia recibida, pero salvo entre sus hooligans más fieles ya no cuela.
Y para completar el círculo de los desastrosos 8 meses de gobierno PP, la ciudadanía masivamente de uñas en la calle.
La Puerta del Sol de Madrid, con las 15 o 20 personas que según fuentes gubernamentales se manifestaron ayer...
CONCLUSIÓN: Por más que busco, no se me ocurre ni un solo motivo por el que este gobierno esté legitimado moralmente para seguir en el poder y no precise de una legitimación por las urnas.
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