Hoy en el kiosko de prensa me he dado cuenta de una curiosa situación que tiene una lectura inquietante si se extrapola a otras facetas más importantes de nuestra vida cotidiana.
En las últimas elecciones generales, casi 15 millones de españoles votaron al PP o al PSOE; Unos 8 millones lo hicieron por otras opciones; y unos 12 millones no votaron o lo hicieron en blanco o nulo. Es decir que unos 20 millones de adultos españoles no parecen tener un periódico con el que identificarse ideológicamente, salvo si exceptuamos los de carácter nacionalista.
Dos tipos de periódicos constituyen la inmensa mayoría de la oferta informativa escrita: la prensa deportiva y la "otra". También de manera más o menos anecdótica disponemos de los periódicos locales que nos informan sobre el catarro de nuestro vecino, y que salvo honrosas excepciones podrían exponerse junto a la prensa rosa; y por ello no los consideraré en mi análisis.
Los de la prensa deportiva lo tienen claro: El As y el Marca son del Madrid; mientras que el Sport y el Mundo Deportivo son del Barcelona. No lo ocultan, no engañan a nadie, no pretenden ser objetivos; ni supongo que sus lectores les exigen lo contrario.
Además su balance es perfecto: dos contra dos. Cada uno con sus matices, y todos tienen claro cuál es su situación.
Ahora bien, la prensa que dice ser seria, es mucho peor. Tiene las mismas características que la deportiva, pero presumen de lo contrario: El Mundo, La Gaceta, ABC y la Razón son tan del PP como el As del Madrid y el Sport del Barcelona. Además el desequilibrio entre los dos equipos políticos es asombroso: En el otro fiel de la balanza se sitúa tan solo el País cuya línea editorial no es ni un 10% lo agresiva que son sus rivales. Probablemente si un periódico deportivo abordase las cuestiones de su equipo con la tibieza con la que lo hace el País de los suyos, supondría un rotundo fracaso editorial.
Es en estos momentos cuando más se echa de menos a un diario que se situaba claramente en el otro extremo del ámbito ideológico: Público. Independientemente de la ideología de cada uno, la uniformidad es poco deseable en algo que pretenda tener un barniz de democracia.
Y aunque esto podría ser una interpretación arriesgada de los grandes números, me parece que hay una consecuencia mucho más dramática:
La prensa, y en general la información que se pretende que recibamos los ciudadanos es un producto ya elaborado, masticado y digerido ideológicamente. Por tanto está más cerca en la cadena digestiva de los excrementos que de los alimentos saludables que deberíamos consumir los ciudadanos. Este fenómeno se agudiza especialmente en la prensa de la derecha, que reparte sus consignas entre sus incondicionales; y ellos las repiten torpemente y a voces en las tertulias del café.
La interpretación que la prensa derechista ha hecho de las recientes manifestaciones es más que significativa.
Profundizando un poquito más en esta argumentación, vemos como la crisis económica actual está favoreciendo a los grandes capitales, a costa de los derechos sociales y económicos de la inmensa mayoría de la población. Para fomentar esta situación y convencernos a todos de lo necesarias que son las medidas que se están adoptando se emplean los argumentos que defienden las líneas editoriales de la prensa de derechas. Por tanto parece lógico pensar que a los poderosos les interesa esta línea argumental, con la que logra facilitar sus beneficios egoístas.
Esto explica con sencillez con la que proliferan asombrosos medios de desinformación en la televisión tradicional, en la tdt, en el kiosko, en el dial, etc. No es posible que sean rentables económicamente todos a la vez a menos que no dependan de la publicidad que logran emitir, es decir, estoy convencido de que poseen otras fuentes de financiación; y los principales sospechosos, son precisamente los principales beneficiarios de su existencia.....
En el extremo opuesto se sitúan medios críticos con la situación actual. El ejemplo más claro es el diario Público, que ha resultado ser insostenible económicamente. Desconozco si sus responsables han hecho bien la tarea de soporte económico de un medio tan necesario; o han sido una calamidad. Pero de lo que si que estoy seguro es de que si se hubiese tratado de uno de los medios afines al pensamiento único que nos están imponiendo, el balance económico hubiese sido muy diferente. Y el medio habría sobrevivido.
La eliminación de la opinión diferente es propia de determinados regímenes. Afortunadamente hoy en día tenemos otros foros donde intercambiar ideas con libertad. Pero eso exige un esfuerzo añadido; y ya sabemos que esta sociedad no está para muchos esfuerzos. Se prefiere en general consumir alimentos ya cocinados, masticados y digeridos.....excrementos al fin y al cabo
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