Desde hace unas semanas no logro quitarme de la cabeza una de las mejores frases que compuso José Ignacio Lapido para los irrepetibles 091, y que me parece resume muchos de los acontecimientos de estos extraños días:
"Mi ángel de la guarda está esnifando cocaína;
"Mi ángel de la guarda está esnifando cocaína;
ahora sé que yo no tengo salvación"
Así de indefenso me siento frente a las continuas agresiones que estamos sufriendo día si y día también por parte de quienes deberían velar por nuestro bienestar y que tan solo se preocupan de sus más primitivos beneficios.
Dentro de unas semanas hay unas nuevas elecciones autonómicas, en Asturias y en Andalucía. En ambas comunidades las circunstancias son diferentes. Pero presentan algunas similitudes incuestionables.
En ambas comunidades parece deseable que el PP no salga elegido; pero también parece necesario que el PSOE no sea el partido gobernante en los próximos 4 años. Lo imprescindible es que se encuentren nuevas alternativas; y para ello tan solo se requiere un poco de valentía en los votantes, que sean capaces de salirse de los estrechos márgenes que impone el actual bipartidismo.
Deberíamos comprender que aún tenemos, como ciudadanos, la herramienta más eficaz para cambiar la actual inercia; y es nuestro voto. Tan solo nos falta el valor necesario para emplearlas. Y esta parece ser una gran oportunidad.
Pero aún hay un aspecto más importante en estas elecciones que el puramente local y autonómico: Una eventual victoria del PP en ambas comunidades significaría un espaldarazo sin fisuras a su calamitosa gestión pública iniciada en esta legislatura y que parece verse tan solo atenuada por esta cita electoral.
El hecho más evidente es que pretenden retrasar la presentación de los Presupuestos Generales para después de la cita electoral autonómica.
Hemos de confiar en que andaluces y asturíanos derroten a este PP, porque constituyen la última barrera frente a la impunidad con la que el gobierno popular está imponiendo sus políticas neoliberales. Si son derrotados quizá puedan llegar a pensar que el camino por el que han optado no es el correcto, aunque sea tan solo con una perspectiva puramente electoral.
Un mapa de España uniformemente azul puede ser demasiado peligros para el estado de bienestar, es posible que no sobreviva a estos duros cuatro años que nos esperan.
La uniformidad en el mapa es demasiado peligrosa
Y por último, recordar, que no votar PP signifique automáticamente votar PSOE....
Lo inteligente parece ser elegir otras opciones.
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