Muchas cosas se han dicho acerca de la actual crisis que padecemos, pero parece haber una en la que todo el mundo dice estar de acuerdo, y que constituye la madre de todas las mentiras que nos están contando: Hemos vivido por encima de nuestras posibilidades y ahora lo estamos pagando.
Lo grave de estas dos terribles falacias es que se han asumido como verdades absolutas y que han conducido a que los culpables de esta catástrofe pasen como víctimas inocentes; mientras que los perjudicados se conviertan en culpables y sean los que paguen los patos
Gracias a esta mentira se justifican todas las agresiones que los ciudadanos estamos sufriendo.
Es una absoluta mentira que hayamos vivido por encima de nuestras posibilidades, como hace poco denunciaba José Luis Sampedro en el programa Salvados. Los ciudadanos no hemos vivido por encima de ninguna posibilidad. Hemos vivido según las posibilidades que nos ofrecía el sistema, ni más ni menos. Si yo hubiese ido al banco a pedir un Ferrari, me habrían dicho que no. Es así de simple.
Quienes han vivido por encima de sus posibilidades han sido los banqueros. Vieron el negocio fácil de dar todo tipo de préstamos y lo hicieron sin pensar más.
Parecemos olvidar que el principal beneficiado de un préstamo es el prestamista gracias a los intereses que percibe. Tan solo hace falta ver en tus primeros recibos de la hipoteca cuanto pagas de intereses y cuanto de capital.
Pero claro, ahora el sistema insostenible se ha hundido y lo que pretenden es seguir viviendo por encima de sus posibilidades, y por desgracia lo están logrando gracias al derribo del estado de bienestar. No se les pone nada por delante.
El negocio de prestamista ha cambiado poco en los últimos siglos
Otra mentira muy extendida, en especial en estos días tan duros que estamos padeciendo, y que enlaza perfectamente con lo anterior, es que si una empresa va mal es por culpa de sus trabajadores, porque son demasiados, porque son poco productivos, porque ganan demasiado dinero, porque tienen demasiadas vacaciones, etc.
Dejemos las cosas claras. El principal responsable de que una empresa vaya mal es quien toma las decisiones, es decir el empresario.
Cuando escuchamos alguna noticia de una empresa que tiene dificultades, siempre se echa mano del capítulo "personal" para explicarlo, y se asume que los culpables de la situación son los trabajadores, como si el hecho de crear una empresa le dotase a alguien de un poder infalible en cuanto a su capacidad de gestión, organización, previsión, motivación de sus empleados, etc. Son precisamente errores en este terreno los que conducen a la mayoría de empresas a su ruina.
Lo grave de estas dos terribles falacias es que se han asumido como verdades absolutas y que han conducido a que los culpables de esta catástrofe pasen como víctimas inocentes; mientras que los perjudicados se conviertan en culpables y sean los que paguen los patos
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