El primer motivo, por supuesto, es que estoy en contra de esta reforma laboral. Me sumo a todas y cada una de las críticas que se han hecho de ella, y que evidentemente no recordaré aquí.
Pero hay muchos otros, que considero al menos tan importantes.
Para empezar, personalmente la reforma laboral no me afecta demasiado de manera directa. Pero ese motivo no debe ser una excusa para que no nos manifestemos contra algo que creemos injusto, ese es el pretexto que se dan muchos para justificar su inmovilismo y conformismo.
En este momento, cabe por supuesto recordar la eterna cita de John Donne, que sabe expresar mucho mejor que yo lo que siento: "Ningún hombre es una isla entera por si mismo; cada hombre es una pieza del continente, una parte del todo. Si el mar se lleva una porción de tierra, toda Europa queda disminuida, como si fuera un promontorio, o la casa de uno de tus amigos, o la tuya propia. Ninguna persona es una isla; la muerte de cualquiera me afecta, porque me encuentro unido a toda la humanidad; por eso, nunca preguntes por quién doblan las campanas; doblan por ti". Lo suscribo totalmente.
Otra razón que considero importante para haberme manifestado hoy es puramente aritmética. Mis hijos aún son muy pequeños, pero las probabilidades de que en el futuro sean trabajadores son mucho mayores de las que sean empresarios. Por tanto es muy probable que se vean perjudicados por esta reforma laboral que restringe los derechos y beneficios de los trabajadores frente a los de los empresarios.
Y es que en este sentido, ya no podemos hablar de una tendencia porque la situación está totalmente establecida: Nuestros hijos van a heredar un país peor que el que nosotros recibimos de nuestros padres. Van a trabajar más, van a cobrar menos, van a estar menos protegidos social, laboral y económicamente, van a tener más dificultades para recibir una educación de calidad....
Y por ahora la inercia sigue empujándonos hacia un empeoramiento de la situación. Es nuestra obligación intentar establecer un punto de inflexión en esta dinámica, porque de lo contrario, nos lo van a echar en cara, y con razón cuando estemos en el asilo.
Y claro, también había algunas razones que me impulsaban a no acudir a la manifestación. Casi todas tienen que ver con que la convocatoria provenía de los sindicatos mayoritarios. Y en estos días, en especial, la prensa derechista de este país se está encargando de ventilar todos sus defectos y miserias. Y aunque en la mayor parte de las ocasiones, estas críticas son ciertas; lo cierto es que, al igual que con el gobierno, tenemos los sindicatos que nos merecemos.
Los sindicatos mayoritarios lo son porque salen elegidos en las elecciones sindicales en las que un porcentaje elevado de trabajadores nos abstenemos, y pertenecen a unos sindicatos que salen elegidos en esas mismas elecciones.
Por tanto, justificar la no asistencia a estas manifestaciones culpando a los sindicatos de su inoperancia me parece una excusa y una justificación a la comodidad que otorga la inhibición. Algo muy ibérico.
Si tenemos estos sindicatos y estos sindicalistas, es por nuestra culpa. En las próximas elecciones vota otra opción; o mejor aún presenta tú mismo tu opción sindical.
En cualquier caso, tampoco se debe caer en la tentación tan actual de demonizar a los sindicatos. ¡Cuidado!. Buenos o malos, constituyen el contrapeso de la balanza. Si desaparecen, queda el campo libre para los empresarios, que constituyen el otro platillo.....Y ya sabemos qué sucede cuando esta balanza se descompensa (en un sentido o en otro)
En fin, que se prevé una intensa temporada de manifestaciones....En alguna de ellas nos veremos.
Leave a comment