Un grupo de negociantes baratos y sin escrúpulos pone en marcha una red de corrupción y tráfico de influencias. Consiguen captar para la causa a numerosos políticos con muchas ganas de dinero fácil y escasos escrúpulos en el manejo del dinero público. El negocio es redondo y el contubernio políticos electos-empresarios ganadores de concursos públicos funciona a la perfección gracias al engrase del abundante dinero público que se desvía a bolsillos privados.
Todos son muy felices, y la reiteración impune del delito les hace creer que son invulnerables (y aún está por demostrar que tengan razón). De hecho, hasta se convierten en amigos del Presidente del Gobierno.
A nadie se le escapan los tintes ideológicos de esa nueva derecha conservadora, liberal y católica que se esconde tras todos estos tipos.
Pero, un juez, con vocación de estrella como cuando fue capaz de poner patas arriba la política exterior de su país con aquella loca idea de juzgar a dictadores como Pinochet, y que logró que el dictador chileno pasase intranquilo los últimos días de su vida (es lo mínimo que la decencia moral exigía); decide poner su objetivo en desarmar esta trama tan mediática.
Con los medios a su alcance expone la terrible trama corrupta a la luz pública. Y claro, ese era un enemigo demasiado poderoso. Los acusados se defienden, y entre otras muchas tácticas ponen en marcha la denuncia del juez que les ha pillado con las manos en el fajo de billetes. En concreto, le denuncian por prevaricación. No está de más que recordamos lo que significa, porque muchos de los que defienden la inocencia o culpabilidad del juez estoy convencido de que no saben lo que significa:
"Delito consistente en dictar a sabiendas una resolución injusta una autoridad, un juez o un funcionario."
Es decir, que según la tesis de la acusación, que por cierto es la misma que defiende a algunos de los acusados en la propia red de corrupción, cerrando así un curioso círculo vicioso, El juez denunciado autorizó unas escuchas entre los abogados de los detenidos y sus clientes (que tal y como se ha demostrado servían para continuar delinquiendo, y no para organizar la defensa de los detenidos), siendo consciente de que lo que estaba haciendo era totalmente ilegal.
Pues no me entra en la cabeza; antes me creo otra hipótesis mucho más razonable; y es que la trama corrupta hundió sus tentáculos mucho más profundo de lo que podríamos creer; y no me refiero tan sólo a corrupción económica, sino también ideológica (ultraderechista, por supuesto) y mediática; envidias y antiguas rencillas han abonado el campo judicial para permitir este disparate en el que el fiscal defiende al acusado.....
No sé en que acabará todo este vodévil que se repetirá con las otras dos denuncias que el magistrado ha acumulado, lo que si me parece evidente es el papelón que debemos estar haciendo como país, cuando las docenas de periodistas extranjeros informen a sus compatriotas sobre lo que está sucediendo estos días en los juzgados españoles.
Y por si alguien tiene dudas sobre el lado en que debe posicionarse, tan solo debe imaginar lo que piensan de este juicio los asesinos de la dictadura chilena. A mi eso me aclara mucho las ideas.
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