Tal y como hemos escuchado, leído y visto en diversos medios de comunicación, y según el propio PP y sus medios afines, Francisco Camps es un tipo modélico. Si resumimos su argumentario, podemos concluir que su dimisión es porque se ha sacrificado por el bien del partido y por el de España, que ha sido objeto de una de las múltiples conspiraciones urdidas por Rubalcaba, y que la justicia en este país tan solo sirve para aplicarla a los rivales.
Lo cierto es que se me ocurren pocas cosas ante semejante esperpento e insulto a la inteligencia. Es decir, estamos ante un tipo que ha recibido un soborno, digo unos regalos de una red de corruptos y corruptores como fueron los de la trama Gürtel, gracias a que era Presidente de la Comunidad Valenciana. La justicia inicia su lento camino para esclarecer los hechos, y a Camps le ofrecen la posibilidad de llegar a un acuerdo (como en las películas de abogados), y él lo rechaza porque mantiene su inocencia; al contrario que alguno de sus más cercanos colaboradores. Por tanto se va a sentar en el banquillo de los acusados, que no es el lugar más apropiado para un Presidente de una Comunidad Autónoma; y al parecer su futuro no es precisamente halagüeño.
No olvidemos que de lo que está acusado es de recibir unos regalos para favorecer con contratos públicos a los regaladores. Eso ¿se llama soborno?.
Sin embargo, aunque parezca banal el asunto este de los trajes (ya sobradamente comentado) tiene un aspecto tremendamente importante, y es que si finalmente Camps es declarado culpable (o si hubiese pagado la multa solicitada reconociendo su culpabilidad), tendrá antecedentes penales. Y eso con la que se le avecina con el grueso de los juicios Gürtel pendientes hace que la posibilidad de que entre en prisión se acreciente de manera muy significativa. Supongo que con todo esto intenta evitar esta situación.
Personalmente la reacción de Camps me parece de lo más natural: Un presunto delincuente que intenta evitar ser condenado.
Lo grave es la reacción de su propio partido, que en resumen ha sido muy parecida a la del propio imputado. Han presentado al presunto delincuente como un presidente modélico de ejemplar comportamiento, incluso con su dimisión, y a continuación han sacado el chorro de tinta de calamar habitual: El Faisán, los EREs, el patrimonio de Bono, etc, etc.
Y de nuevo confunden el tocino con la velocidad. Y por supuesto, no pienso ponerme a rebatir tan estúpidos y pueriles argumentos....Caen por su propio peso.
Lo grave es que estos mismos estarán gobernándonos, si nadie lo remedia dentro de unos meses, y con el apoyo del electorado estarán autorizados a actuar bajo estos parámetros.
Con estos antecedentes, yo tengo una pregunta para el Señor Rajoy: Cuando sea Presidente del Gobierno ¿piensa usted indultar a Francisco Camps en caso de que sea condenado en firme?, porque si como Usted dice, ha sido tan buen Presidente, tan honrado y tan amiguito del alma, pues algo habrá que hacer para sacarlo de las garras del malvado Rubalcaba.
Y para terminar, otro aspecto interesante que desconozco por completo: ¿qué tienen ahora que decir todos aquellos que votaron a Camps justo 2 meses antes de su dimisión?. En mi mente no cabe que tanta gente asuma como propias las hipótesis de la conspiración contra el Ex-Presidente. O ¿si?. ¿Cuántos de estos, cambiarían ahora su papeleta?.
Por desgracia la respuesta nos la dieron las urnas en Mayo, por ejemplo en Boadilla del Monte (Madrid), con dos alcaldes populares en la cárcel, el PP obtuvo mayoría absoluta, y amplia.
Les da igual un 8 que un 80, que diría mi abuelo
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