Hace unos días alguien pagó algo más de 3 millones de euros por el mítico vestido blanco de Marilyn Monroe que llevaba en "La tentación vive arriba", mientras que otros fetiches cinematográficos alcanzaron otros precios astronómicos. No seré yo quien critique estos dispendios, pero una cosa parece clara, los "afortunados" poseedores de los mítico fetiches no parecen haber sido afectados por la crisis.
Mientras, en Grecia, por no poner un ejemplo "facilón" de lo que se ha llamado tercer mundo, miles de personas se manifestaban protestando por los brutales recortes sociales que van a sufrir por la crisis económica mundial.
Quizá sea mucho aventurar, pero tengo la curiosa sospecha de que ambas noticias tienen algo en común: Para que alguien pueda gastar 3 millones de euros en un vestido, sus ingresos han de ser inmensos, para lo cual se necesita que un montón de gente gane mucho menos dinero del que verdaderamente produce. ¿Cuántos de ellos serán griegos?....y ¿cuántos españoles?.
Creo que a este tipo de cosas es a lo que se refería Stephane Hessel con su grito ¡Indignaos!
Pero, si miramos a nuestro alrededor, el panorama es desolador. La respuesta social es contundente en forma de movimiento 15-M por ejemplo. Pero las cifras son casi anecdóticas.
Mientras más de 50.000 personas festejaron en la calle el ascenso del Granada FC a primera división del Campeonato Nacional de Liga de fútbol; La manifestación de indignados en la misma ciudad, apenas congregó a 20.000 personas, menos de la mitad. Y eso que coincidieron en el mismo día, por lo que es posible que más de uno se viese obligado a "elegir".
Ejemplos más grotescos los hemos visto en otras ocasiones por ejemplo cuando algunos equipos han sido amenazados con descenso de categoría por impagos, etc.
Quizá sea el momento de plantearnos determinadas cosas. Por ejemplo los motivos que nos llevan a cada uno de nosotros a movilizarnos.
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