Otro año más estamos en Semana Santa. Resulta inevitable. Tiempo de vacaciones, tiempo libre y atascos en las carreteras. Este año, además tenemos la peculiaridad de un clima terriblemente lluvioso que está obligando a la suspensión de una gran parte de las procesiones católicas.
![picaos[1].jpg](http://ideasenredadas.zonalibre.org/picaos%5B1%5D.jpg)
Personalmente he de reconocer que no comprendo ni por asomo esa afición tan española de sacar imágenes más o menos artísticas a la calle, portarlas sobre los hombros de esforzados y entrenados costaleros, en unos recorridos preestablecidos por nuestras ciudades, rodeadas de personas que se ponen unos espantosos uniformes coronados en unos horribles cucuruchos que mantienen su anonimato, y jaleados por infinidad de curiosos, feligreses, turistas y demás espectadores.
Lo siento, pero no encuentro ningún sentido a todas estas cosas. Y supongo que mi punto de vista es tan respetable como el de aquellos que ven en estas escenas un ejemplo de religiosidad y espiritualidad.
Lo siento, pero no encuentro un significado trascendente, ni nada que se la parezca, en este tipo de manifestaciones
Recuerdo que ya de niño, aunque iba a mis clases de catequesis (horrible recuerdo de aburridísimas tardes), el sentimiento que me despertaban las procesiones era esencialmente de miedo. Me asustaban las imágenes de Cristos ensangrentados y Vírgenes llorosas; aunque con especial intensidad se me ha quedado grabado en la memoria una imagen de Jesús en un ataúd de cristal. Aún me recorre un escalofrío de espanto cada vez que la recuerdo. Y por supuesto esas visiones de los nazarenos, con esos uniformes de colores, coronados por esos horribles cucuruchos que debían sujetar con una mano sobre la barbilla....Estos personajes fueron protagonistas de muchas de mis pesadillas durante mi infancia.
Luego de mayor, he comprendido muchas cosas, por ejemplo que ese deseo de infundir pánico es totalmente premeditado, no podría ser de otra manera.
Esta imagen del santo sepulcro aún me produce un temor irracional similar al que recuerdo en mi infancia
Ahora, que ya he cumplido los cuarenta me siguen dando mucho miedo algunas cosas relacionadas con la Semana Santa, probablemente porque entiendo mejor lo que se mueve a su alrededor.
Probablemente lo que más inquietud me produce es la adhesión inquebrantable de los participantes en este tipo de ritos. Si exceptuamos los equipos de fútbol, cualquier adhesión inquebrantable a cualquier cosa, me resulta antinatural y preocupante.
Por un lado, los nazarenos y su parecido con los disfraces del Ku Klux Klan me producen una insoportable inquietud.....¿Por qué ese parecido?. Seguro que hay alguna razón y la desconozco, pero aunque resolviera esta cuestión estoy convencido que mi desasosiego al ver un nazareno no se reduciría ni un ápice.
La triple K y alguno de sus odiosos símbolos
Las Hermandades y demás Asociaciones de carácter aparentemente religioso que se organizan alrededor de la Semana Santa también me producen desasosiego e inquietud, por no decir miedo directamente. Esa organización tan jerarquizada, casi militar; ese comportamiento tan corporativista, con rivalidades e incluso reyertas; y de nuevo esas adhesiones inquebrantables, como si de equipos de fútbol se tratara. Sencillamente no entiendo este tipo de cosas, quizá sea eso lo que me da miedo: Las motivaciones que empujan a esta gente a este tipo de comportamientos.
Y por supuesto, también está la obstinación de los costaleros. Tampoco comprendo ese empeño en sufrir, no me parece natural. ¿Es que acaso unas horas de esfuerzo, de hacer el burro, y de sufrir bajo el peso de una estatua justifica algo, significa algo; o simplemente, tiene algún sentido?. De nuevo, no lo entiendo, ni creo que sea capaz de llegar a hacerlo.
Evidentemente no soy nada religioso, pero soy incapaz de imaginar qué relación tienen este tipo de cosas con una dimensión trascendente del ser humano.
El adecuado transporte de los pasos de Semana Santa exige ensayos, y tiempo, y un gran esfuerzo. ¿Qué obtienen con esto los costaleros?
Pero aún hay gente que lleva estas cosas al extremo. Esos tipos que se azotan con horribles látigos, que se ponen coronas de espinas, que se atan a cruces, y no sé cuantos disparates más. Incluso creo que en Latinoamérica hay quienes se clavan de verdad a una cruz. Tan solo se me ocurre un calificativo: Dementes. Si no fuese por la época en la que estamos, indudablemente acabarían encerrados en un frenopático, por ideaciones suicidas y autolíticas.
Pero lo que más miedo me da, es como la Iglesia es capaz de permitir y beneficiarse de estas demenciales demostraciones de fidelidad. De nuevo, la adhesión inquebrantable. Si estas personas son capaces de hacerse daño de esta manera, ¿qué no serían capaces de hacer con un fusil y la noble causa de acabar con el infiel?.
Personalmente, cuando en televisión salen estas imágenes, me siento terriblemente agredido, me parece un elogio de la enajenación mental intolerable, y las autoridades del país deberían impedir este tipo de barbaridades. ¡Ah!, perdón, casi siempre olvido que vivimos en un Estado Confesional.
No creo que exista nada que justifique este demencial comportamiento
Pero como todo en esta vida, aún hay situaciones que sobrepasan cualquier límite de la razón humana. Buscando información e imágenes de este tipo de atrocidade, por supuesto que me he topado con los "empalaos de Valverde de la Vera". Y este disparate por el que unos tipos se atan con sogas a un crucifijo, es usado como atractivo turístico en la página web de un campo de golf de la comarca (http://www.talayuelagolf.info/ ). Y mientras tanto, Jesús expulsando a los mercaderes del Templo, ¡Ja!.
Emplear este tipo de imágenes como atractivo turístico, creo que dice muy poco a favor de la especie humana
Otro aspecto que me parece cuando menos discutible en la Semana Santa, es la impunidad con la que se ocupan los espacios públicos. Los que no compartimos estas celebraciones nos vemos obligados a tomar unos días libres en el trabajo, y a convivir y tolerar las procesiones y las complicaciones que producen en la circulación por las ciudades, y nos impiden realizar visitas culturales, y tantas otras cosas.
Creo que los que no comulgamos con estas cosas también deberíamos ser respetados. Y por supuesto que no lo somos.
En ocasiones, la ocupación del espacio público por las procesiones parece poco justificable
Pero aún hay más aspectos destacables de nuestra Semana Santa, como la dimensión social que implica la participación de famosetes en las procesiones. En fin, lo siento, debo ser muy obtuso. Pero tampoco lo entiendo. Esas crónicas "sociales" de los famosos que han acudido a las procesiones superan mi resistencia física y mental.
En fin, a pesar de todas estas cuestiones que no comprendo, aún quedan las dos principales justificaciones a todas estas representaciones y parafernalias: Por un lado, son tradiciones. ¡Malditas sean las tradiciones!, la de disparates y barbaridades que ha cometido la humanidad en el Sagradísimo nombre las tradiciones y la preservación de las esencias, y de las identidades y de.....no sé cuantas zarandajas más que los de siempre han aprovechado para mantenerse en el poder y ejercerlo sobre sus súbditos (Un día que tenga ganas y tiempo escribiré sobre este asunto, aunque me doy un poco de miedo); Y por otro lado, el turismo; esto es de las pocas cosas que entiendo, si para atraer guiris que se alojen en nuestros hoteles y coman paellas indecentes en nuestros restaurantes hay que montar todas estas representaciones, pues ¡adelante!. Pero asumamos las consecuencias: Spain is different, y lo seguiremos siendo.
Por muy tradicional que sean estas cosas, no dejan de ser una salvajada. Y creo que la humanidad debe progresar hacia la abolición de las salvajadas
En fin, no soy un ingenuo y sé que no soy capaz de cambiar estas cosas. El enemigo es muy poderoso, pero ahora después de soltar todas estas palabras sinceras y honestas, me siento mucho mejor
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