Lo que sucede en este país es digno de estudios paranormales.
O sea, que tenemos procesado por colaboración con banda armada (ETA) al ex director General de la Policía, al jefe superior de la Policía del País Vasco, y al Inspector de la Brigada de Información de Álava, y aquí no solo no pasa nada, salvo que un coro de palmeros a sueldo de la ultraderecha aplaude la situación.
Y ¿cómo demonios hemos podido llegar a esta situación esperpéntica?.
Aunque si lo pensamos bien, los antecedentes nos podían hacer sospechar situaciones de este calibre. Al fin y al cabo, vivimos en un país en el que alguien decide investigar el genocidio franquista y acaba siendo el único que se sienta en el banquillo de los acusados. Mientras, los muertos continuan pudriéndose en las cunetas y sus familiares reclamando una declaración oficial de inocencia. Y por otro lado un conjunto de poderes cercanos a ideologías fascistas se frotan las manos y lanzan su poderosa maquinaria demagógica y mediática contra el Estado de Derecho. Y lo peor de todo: LO ESTÁN CONSIGUIENDO. Su mecanismo de acción se ha vuelto a repetir: Judicializar cuestiones que cualquier análisis medianamente sensato obligaría a cerrar con un sonoro carpetazo. Pero claro, lo de los jueces en este país es....como es. Muchas veces pienso que dejar algo tan importante como la justicia en manos de estos tipos es peligroso, puesto que ese encierro durante años para preparar una durísima oposición, nada bueno puede acarrear al encaje social de los esforzados opositores.
Imagen obtenida de la web www.elartedelamemoria.org . Con esto está todo dicho:
Quizás la memoria sea el único arte que tienen la mayoría de nuestros jueces
Pero volviendo al tema actual del caso Faisán, ¿Es que la política es capaz de cegarnos hasta extremos que nos impiden ver incluso las obviedades más evidentes?. Porque obvio (y afortunado, por supuesto), resulta que nuestras Fuerzas de Seguridad del Estado han demostrado una eficacia más que notable en la lucha antiterrorista, aunque tan solo sea por su experiencia, lograda a través de una durísima lucha contra esa cuadrilla de asesinos.
Es probable que en bar Faisán se produjese el chivatazo denunciado, y que esa recomendación proveniese de altas instancias del Ministerio de Interior, como no puede ser de otro modo....y ¿qué?. Es que somos tan ingenuos que creemos que los terroristas llevan un letrero identificativo en la espalda o algo así, y que instalan letreros luminosos de neón en sus pisos francos advirtiendo su presencia, o que cuando trasladan bombas en una furgoneta colocan carteles de Peligro, transporte de explosivos.
No, claro. A los etarras se les detiene cuando conviene, no en cuanto son detectados, de ese modo se pueden amplificar los resultados de las investigaciones policiales. ¿Por qué si no, la cúpula de ETA es arrestada cada seis meses en los últimos años?. Es más, lo más probable es que la policía haya logrado infiltrar en mayor o menor medida la cúpula de ETA, y esa gente se está jugando la vida. Y parece lógico pensar que necesitan "material" con el que infiltrarse. Y ese material puede ser de lo más variado. Por ejemplo, salvar a algunos etarras de una segura detención. En resumen, que parece moral y éticamente aceptable que en la lucha antiterrorista se den algunos pasitos hacia atrás cuando los objetivos son ambiciosos y están claros. Los hechos así lo avalan...y no me voy a entretener en enumerar los incontable éxitos de la policía mientras que Pérez Rubalcaba ha sido Ministro de Interior.
Por tanto, y sin que esto se entienda como un aval a la guerra sucia, parece razonable pensar que en la lucha antiterrorista se empleen métodos poco ortodoxos en aras de lograr objetivos de mayor envergadura. Un Gobierno que no actuase bajo estos parámetros sería absolutamente irresponsable. Estoy convencido que todos los Gobiernos de la democracía afortunadamente han trabajado con estos parámetros, y gracias a ellos se han evitado numerosas muertes.
Esta imagen es imprescindible. ¿Por qué no en esta legislatura?
¿Por qué ahora el PP y toda su corte celestial se echan las manos a la cabeza?. La única respuesta que se me ocurre es tan bochornosa, que se me hace imprescindible algún argumento válido y alternativo. Porque parece que establecer la lucha antiterrorista como arma de confrontación política es un bajonazo tan indigno, que me hace sospechar otro tipo de explicación.
Y a todo esto, otro aspecto a comentar. El papel políticamente mediatizado de la Asociación de Víctimas del Terrorismo, que no voy a recordar ahora. Pero que exige una reflexión: Las víctimas tienen unos derchos innegables y merecen el reconocimiento de la Sociedad, pero ¿qué sucede con las posibles futuras víctimas (que somos todos)?. Tenemos derecho a que el gobierno de turno intente acabar de una vez por todas con ETA, y que para ello emplee todos los medios a su disposición. Evitar un solo atentado lo justifica.
Y por último, si intentamos meter en la cárcel a los policías, que con mayor o menor acierto (mayor en casi todos los casos), luchan y se juegan la vida para acabar con ETA, ¿Quiénes serán los próximos que quieran encargarse de tan compleja labor?
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