En estos días se está comentando bastante en la prensa el asunto referido a la campaña de recogida de los ajos de Las Pedroñeras (famosa denominación de origen de tan popular condimento). Pues bien el hecho es que para recoger los ajos se han realizado más de 2.500 contratos, de los cuales tan sólo 8 han sido para españoles. Para cubrir el resto han tenido que "tirar" de inmigrnates. Es más de 200 parados en el sector agrícola en ese municipio, tan sólo 5 han decidido dedicar sus esfuerzos a la honorable actividad de recogida del ajo.
Esta situación que puede ser calificada de anecdótica, ilustra una serie de problemas de nuestra sociedad, que creo merecen ser comentados. Vaya por delante, que como con cualquier generalización de un problema concreto, las conclusiones pueden ser erróneas en casos particulares. Pero sinceramente creo que esta situación nos debería avisar de que algo pernicioso está sucediendo en nuestro mercado de trabajo.
Las causas de esta situación creo que pueden ser tres, sin que ninguna de ellas excluya a las demás. Es más, creo probable que los tres factores influyan de manera similar al origen de esta situación cuando menos chocante.
- Los salarios que pagan los empresarios del sector están muy por debajo de lo razonable. Este es un problema muy común entre la patronal de este país. En un porcentaje elevadísimo, parece que sus ganacias dependen en exclusiva de la rebaja de los sueldos de sus empleados. Esto les conduce a rebajar más y más los sueldos sin percatarse de que un trabajador mal pagado es un trabajador desmotivado, que un trabajador desmotivado es un trabajdor poco productivo, y que la presencia de trabajadores poco productivos en su empresa le va a obligar a contratar más trabajadores, con sueldos bajos, desmotivados y poco productivos......Parece sencillo romper este círculo vicioso, pero no lo debe ser tanto, ya que la gran mayoría de empresarios de este país no se lo aplica. E incidiendo en este concepto, creo que el principal estímulo para un trabajador está en que su trabajo sea reconocido económicamente, es decir que quien coja más ajos cobre más. En este sentido de estimulación, la funcionarización de este tipo de trabajos siempre es negativa.
- A los trabajadores en paro no les compensa trabajar para lograr un pequeño margen de aumento con respecto al subsidio de desempleo. Es decir, que si cobro 400 y pico euros mientras no trabajo, no compensa el esfuerzo de ir a recoger ajos por una diferencia poco mayor de 150 €. Es un razonamiento frecuente y probablemente lícito, teniendo en cuenta la legislación laboral actual. Es precisamente aquí donde nuestros legisladores entran en juego. Hay una delgada línea, que con frecuencia se traspasa en la actualidad, que separa la ayuda al desempleo de la financiación pública de la inactividad. Por este motivo, aunque estoy totalmente a favor de las ayudas públicas al dessempleado, también creo que estas ayudas no deben ser un obstáculo para que los parados trabajen...en puestos acordes a sus características por supuesto. Probablemente la legislación en este sentido debería ir encaminada a reducir los beneficios sociales de aquellos que rechazan ofertas de empleo acordes a su formación y características físicas y personales.
- No todos los que están en las listas del INEM están verdaderamente desempleados. Esta es una situación que se da con frecuencia en nuestro mercado laboral, y supongo que es más frecuente en la actualidad debido a la crisis que padecemos. La solución es obvia. Perseguir con más ahinco la economía sumergida, tan característica de este país.
Indudablemente estos tres factores en muchos aspectos están íntimamente imbricados, y la solución de uno de ellos puede mejorar al resto. Es responsabilidad de nuestros legisladores el desarrollo de iniciativas que eviten este tipo de situaciones tan chirriantes. Porque se producen graves injusticias. Por un lado pagan inocentes por pecadores ya que se difunde una imagen engañosa de que los parados son todos unos vagos que no quieren trabajar porque con los subsidios viven estupendamente (nada más alejado de la verdad); y por otro, los que religiosamente pagan sus impuestos (la mayoría de las veces porque no les queda más remedio) interpretan que ese dinero que tan costosamente se descuenta de sus nóminas se dedica a financiar a un conjunto de vagos y maleantes que no quieren trabajar.
Por desgracia, no he visto que ninguno de nuestros amados políticos aborde esta problemática de un modo razonable, simplemente se dedican a lanzar sus habituales consignas demagógicas y parecen estar esperando a criticar cualquier iniciativa antes que arriesgarse a tomar decisiones (en algunos casos impopulares) que mejoren verdaderamente nuestro mercado laboral.
Como tantas otras veces, sólo puedo concluir con un lacónico
"ESTO ES LO QUE HAY"
Leave a comment