Parece que la movida política de este agosto es el debate abierto sobre los candidatos socialistas para el ayuntamiento y la comunidad de Madrid para 2012. La discusión está servida y los medios, ávidos de noticias veraniegas, se han lanzado a interpretar el matiz introducido por Rodríguez Zapatero calificando a Tomás Gómez como un buen candidato y a Trinidad Jiménez como una buenísima ministra.
Independientemente de otras interpretaciones, como los habituales desvaríos del experto perdedor de elecciones Javier Arenas, parece que el Presidente del Gobierno y Secretario General del PSOE ha venido a decir a los suyos que los candidatos ideales en el feudo popular madrileño (¿Qúe fue de aquel "No pasarán") serían Trinidad Jiménez para la Comunidad y Jaime Lissavetzki para el Ayuntamiento. De este modo parece ningunear a Tomás Gómez, que a los no familiarizados con la política madrileña cabe recordarles que fue el alcalde de Parla, y en muchos sitios se dijo que fue el alcalde más votado de toda España (desconozco cómo se hizo el cálculo), y que posteriormente fue elegido Secretario General del PSM con un 70% de los votos por los afiliados al partido. Por tanto, retirarlo de la secretaría general probablemente suponga su defunción política, y con ello el PSOE perderá uno de sus baluartes electorales del Sur de Madrid, y deberían recordar que ya les quedan pocos de esos feudos....
En fin, hasta aquí algunos de los hechos y sus consecuencias más o menos lógicas, pero gracias a esta "anécdota" me gustaría profundizar un poquito más en lo que nos diferencia a la gente de izquierdas de la derecha, ya que ejemplos suficientes existen y son ampliamente conocidos...
Sin duda el precedente más recordado en el PP fue la sucesión de Aznar. Recordemos....Unas semanas antes de la elección del anhelado sucesor, todo el mundo hacía cábalas sobre la conveniencia de uno de los tres favoritos, a saber, Rato, Mayor-Oreja, y Rajoy, nadie dentro del partido se mojaba y todos se afanaban por mantener una posición ambigua para no mojarse. Pero tampoco desde los medios de comunicación afines se hizo ninguna apuesta decidida por uno de ellos, todos se esforzaban en alabar a los tres candidatos. Finalmente el ex presidente compartió con el resto del planeta su determinación: Mariano. Pura elección digital (a dedo). Nadie discutió y todo el coro del aparato del partido y medios afines se lanzaron a elogiar el acierto de Aznar al haber seleccionado a tan estupendo sucesor. Recuerdo que en esta época pensaba ¿por qué si ahora parece tan obvio que Rajoy es el mejor, antes de su elección nadie parecía verlo?. Ya sé que la pregunta no tiene respuesta y sí un poco de maldad. Pero aquí yace el fondo de la cuestión: En la derecha nadie se planteó la decisión de su líder y todos se apresuraron en aclamar a su nuevo Presidente.
Es indudable que este tipo de decisiones tienen un par de ventajas: se aseguran de antemano el éxito y acierto de quien las toma, y se eliminan las voces discrepantes. Por ello se consigue dar esa imagen de Unidad del Partido, tan cotizada hoy en día. Sin embargo, no me parece el mejor método de elección de nadie, y mucho menos de la persona que puede aspirar a la presidencia de mi país. Pero es lo que hay. La derecha siempre ha actuado bajo parámetros similares en toda su historia. Y tampoco les ha ido tan mal. La adscripción inquebrantable ha sido una de sus virtudes históricas y sin duda tiene sus ventajas.
Mientras tanto, en la acera de enfrente, se ponen de manifiesto algunas otras "virtudes" de la izquierda, y es que la aparente decisión de su líder ha recibido respuestas de todo tipo. Desde la adhesión inquebrantable de su guardia pretoríana, pasando por algunos que se han inhibido, hasta llegar a los que se han opuesto con estrépito. Al parecer, y de lo que se deduce de las palabras del propio Gómez, éste ha decidido enrocarse en su postura y forzar unas elecciones primarias. Todo muy discutido...todo muy democrático. No me parece en absoluto desdeñable el papel del actual Secretario General madrileño, ya que al parecer cuenta con un apoyo sólido de las bases socialistas madrileñas, y confía en ellas para oponerse a la decisión de Zapatero. Sin duda alguna nada que ver con lo que sucede en las filas populares donde las decisiones del jefe son indiscutibles. Al menos el PSOE mantiene aquí su esencia izquierdista. Hacia el exterior y dependiendo del cristal con que se mire, esta situación se explica como una división interna intolerable en un partido político, o desde el lado contrario como la expresión del debate interno que debe existir en cada partido. Finalmente todo dependerá de cómo se asuman las consecuencias y resultados de esas probables primarias, que por cierto, tanto han sido defendidas incluso por muchos que ahora critican la situación creada.
Quizá este sea un buen ejemplo para representar algunos de los ideales de la izquierda, que es capaz de dudar y debatir casi todo, con lo bueno y malo que eso conlleva. Personalmente me identifico mucho más con este sentido de la autocrítica que con cualquier adhesión inquebrantable al líder. Ahora bien, si tras unas primarias continúa habiendo reacciones adversas a su resultado, éste puede ser mucho más perjudicial que las elecciones digitales.
Aún cabe una tercera posibilidad representada fielmente por Izquierda Unida, que ante una situación de estas características, pueden reaccionar con una ruptura de relaciones y la creación de al menos una docena de pequeños partidos, que evidentemente conlleva a estrepitosos fracaso electorales....pero todo esto va incluido en su precio....
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