Siguiendo con la última entrada, dejé pendiente el asunto de los líderes regionales y autonómicos, que en nada tiene que envidiar al bochorno de sus equivalentes nacionales.
El salvaje electoralismo con el que han actuado me resulta especialmente preocupante. Si los electores son capaces de modificar sus votos ante argumentos tan insustanciales, es que algo funciona verdaderamente mal en nuestro país, y quizá todos los males que nos afectan, sean merecidos.
Ese argumento aldeano y palurdo de no quiero cementerios nucleares en mi patio trasero, es perfectamente aplicable al no quiero cárceles cerca de mi casa, ni centro de acogida para inmigrantes, ni centros de atención a toxicómanos, y ni mucho menos una ruidosa discoteca. Pero ciñéndonos al caso que nos ocupa, ¿por qué tanta gente que se ha declarado contraria a la instalación del dichoso cementerio, no ha reconocido inmediatamente después estar en contra de la energía nuclear?. Al fin y al cabo, parece lo lógico. Ya que en el caso de los responsables políticos no debe ser suficiente con ese planteamiento miope de la negación a tener cerca de casa una instalación no deseada. ¿Cuál es la alternativa, suponiendo que todos los territorios adoptasen una postura similar?. Eso es lo que ninguno de nuestros representantes políticos nos cuenta. Es decir, parece que olvidan las consecuencias más inmediatas de sus actos y opiniones, aunque yo en el fondo, creo que no es así. Puesto que no creo que sus cocientes intelectuales sean tan bajos, es más, opino que su inteligencia es ligeramente superior a la media. Ello les permite darse cuenta de la lamentable realidad nacional, que no es otra que el nivel general de la población es muy escasito, que aquí cuela todo. Incluso los argumentos más insostenibles. De eso quienes mejor se saben aprovechar son los líderes regionales, mención aparte debe ser hecha a la maestría en este terreno de los líderes nacionalistas, porque saben apelar a los sentimientos más localistas y ancestrales de sus paisanos, logran que afloren las pasiones más bajas de los españolitos (que habitualmente hacen referencia a una envidia insana que nos corroe a todos los íberos cuando se trata de compararnos con nuestros vecinos), y finalmente saben aprovecharse de todos los enfrentamientos que ellos mismos provocan inteligentemente.
Y aún, toda esta realidad resulta mucho más grave. Porque parece confirmarse que este tipo de argumentos llena los sacos electorales de los partidos nacionalistas. Se confirma, es los que nos merecemos.
En fin, los únicos que han mantenido una cierta coherencia en todo este asunto, aunque ellos lo tenían un poco más fácil, han sido los de Izquierda Unida. Al fin y al cabo ellos siempre se han manifestado contrarios a la utilización de energía nuclear. Por tanto se han ganado el derecho a estar en contra de la instalación del cementerio de residuos nucleares en ningún lugar. Su argumento sigue siendo que no debería ser necesario porque se deberían desmantelar las centrales nucleares y optar por otras fuentes de energía.
Pero toda esta problemática, finalmente se reduce a un único y grave déficit en nuestra sociedad: La ausencia de sentido crítico. Y eso nos hace vulnerables a la manipulación.
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