Cuanto follón se ha organizado por el supuesto cierre de páginas web sin autorización judicial que ha propuesto el Gobierno. En mi opinión, lo que hay son muchos intereses en juego, y muy pocos honestos.
- Por un lado, las páginas que permiten descargarse películas, música y demás. Cuando oigo hablar a alguno de estos pájaros de las asociaciones de internautas me entran escalofríos. Si parece que fueran ONGs dedicadas a la divulgación de la cultura entre las clases más desfavorecidas. Y una mierda. Infinidad de anuncios invaden la pantalla cuando entras en cualquiera de estas páginas de "intercambio" de archivos. ¿Nos hemos vuelto tontos de repente?. Es decir, que detrás de eso hay un fulano que cobra de todas esas porquerías que se anuncian gracias a todos los que entramos en esas páginas para fusilarnos cualquier tipo de material. ESO SE PARECE EXCESIVAMENTE A ROBAR, porque gracias al trabajo de otros se consigue un beneficio económico personal. Y no lo digo por los "ingenuos" ususarios que nos descargamos las pelis que no vamos a ver al cine o los discos que no compramos en la tienda; me refiero a los dueños de esas páginas que obtienen un beneficio económico gracias a esos "intercambios de información", que además supongo que en algunos casos ha de ser muy importante, dada la vehemencia con la que responden a las amenazas de cierre y a los excelentes medios jurídicos de que disponen cuando son acusados de algo.
Por cierto, la publicidad que aprece en este blog depende exclusivamente de zonalibre.org, yo la podría eliminar, pero entre que soy un poco vago y que esta gente me está dando un servicio (no muy bueno por cierto), pues el caso es que ahí sigue.
- Por otro lado están las discográficas y productoras. Nidos de sanguijuelas. Un montón de directivos forrándose gracias al trabajo de otros. Pero el negocio es perfecto y debe ser engrasado contínuamente. En mi opinión su funcionamiento es claramente transparente: Todo empieza (o quizá también termine ahí) en una sociedad anestesiada que sólo consume lo que le dan masticado y digerido. Un producto como cualquiera de Operación Triunfo que es promovido hasta la rendición del consumidor, eso cuesta pasta: una inversión en que tu producto salga en la tele, en los 40 principales y hasta en las tapas de los yogures. La experiencia demuestra que es la mejor manera de conseguir grandes cifras de ventas, pero claro está, la inversión hay que repercutirla en el precio final del producto: El disco, con lo cual su PVP se dispara hasta los 18-20€. Si desgranásemos ese precio final para comprobar adonde va cada uno de esos 1800 céntimos, estoy seguro que nos sorprendería cuántos llegan al bolsillo de los cantantes-autores y cuantos a esos intermediarios que logran que cualquier cantamañanas de OT se convierta en número 1 de ventas.
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Delito tienen también los músicos y demás creadores, cuando defienden que la piratería nos va a condenar a un mundo sin música, ni películas, ni libros (en algunos casos sería de agradecer). ¿Son tan miopes que no se dan cuenta de que están atrapados entre ambos extremos de la maquinaria?, a veces pienso que tanta ingenuidad es imposible. O es que todos esos rostros conocidos han optado por vivir del pesebre que les ofrecen las discográficas, productoras y demás exprimidores. En muchos casos creo que así es, porque cuando se agotan las ideas, lo mejor es vivir del cuento y de gloriosos tiempos pasados. Al fin y al cabo, para eso crearon la SGAE, esa asociación de recuadadores de las migajas que dejan caer las discográficas, y por las que los autores están dispuestos a vender su alma antes que lanzar una mínima crítica a quien de verdad les explota y roba el pan de la boca. Por algo será.
Palacio de Longoria. Sede dela SGAE: Una auténtica ruina esto de los derechos de autor
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Aunque las peores víctimas de todo esto son los tipos que despliegan sus mantas en las aceras de nuestras ciudades e intentan mandar a final de mes unos euros a sus familias muertas de hambre. Como todo buen cúmulo de despropósitos, este también termina en la sistemática persecución y riguroso castigo de inocentes. Siempre me he preguntado si existirá alguna relación entre las mafias que dominan el top-manta y los directivos de las productoras discográficas o cinematográficas. Sería un excelente guión de cine negro: Directivo de multinacional que con una red de espionaje industrial obtiene películas y discos, que comercializa a través de una compleja red de top-manta. Y pensar que a veces la realidad supera a la ficción
En fin, menos mal que aún quedan pequeños oasis donde escapar de tanta inmundicia. Y digo bien inmundicia, porque aquí cada uno defiende su pan. Pero no nos debemos dejar engañar, la libertad, la creación y todas esas demás zarandajas les importan un comino cuando lo que está en juego es el vil metal.
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