Se nos acaba 2009, el año de la crisis...Y empieza 2010, para algunos el año de la recuperación, para otros el año de más crisis.
Pero esta crisis ha tenido sus motivos, y de no reconocerlos, volveremos a cometerlos. Y es aquí donde soy muy pesimista.
La crisis financiera internacional ha tenido un origen muy evidente: La agresividad de los grandes capitales y la concesión de créditos sin garantías. En las épocas de vacas gordas como las que hemos vivido, es fácil que exista una tendencia de mucha gente a vivir por encima de sus posibilidades reales, en estas circunstancias son las entidades financieras las que deben poner límite a la concesión de créditos de elevado riesgo. Hay un detalle muy ilustrativo de todo esto. ¿Recuerdas hace unos meses la cantidad de créditos telefónicos que se anunciaban en televisión?, efectivamente han desaparecido casi por completo, porque hace unos pocos días ya he visto un par de ellos anunciándose de nuevo ¿serán estos los famosos brotes verdes?. Son la mejor muestra del crédito fácil, del vivir fuera de las posibilidades reales, etc...Si esto que en el fondo no tiene gran trascendencia lo trasladamos a los grandes capitales, entonces la cosa se complica: Super ejecutivos con sueldos de escándalo que gracias a complejas técnicas de "ingeniería contable" maquillan resultados, inflan estadísticas y se llenan los bolsillos impunemente.
Resultado: Cientos de compañías a la quiebra, grave riesgo de hundimiento del sistema bancario internacional, millones de puestos de empleo destruidos, y todos esos "efectos colaterales" que conocemos las personas de a pie.
Para responder a este desastre, los gobiernos han invertido cifras astronómicas en mitigar el desaguisado. Dinero público que ha salido de los bolsillos de los contribuyentes de todo el palneta, y que para rescatar el sistema finaciero, se habrán dejado de construir carreteras, hospitales, escuelas, y todas esas cosas para las que se supone sirven nuestros impuestos. Puede que llegados a este punto no hubiera otras alternativas, y la mejor forma de resolver tamaño problema fuera la de tapar los boquetes abiertos con enormes cantidades de dinero público. Pero a mi me surgen ahora dos cuestiones:
- ¿Quiénes han sido los responsables de que llegásemos a esta situación?. Resonsable no es lo mismo que culopable, de estos nos ocuparemos después...Sin duda alguna han sido los organismos reguladores. Y ¿han fallado por ineficacia o por motivos menos confesables?. Cualquiera de las dos circunstancias debería haber originado un debate de profundidad en la sociedad y que hubieran caido ilustres cabezas, y no ha sido así. Es lo más cómodo para los poderes establecidos y para todos aquellos que nos engañan con la esencia del liberalismo económico: los propios mercados se autorregulan. Ya hemos visto hasta donde son capaces de llegar sin que en el otro platillo de la balanza haya unos reguladores eficaces de igual peso que la voracidad de las empresas. Aún tiemblo cuando recuerdo a un gran dirigente decir aquello de que el capitalismo debía ser suspendido temporalmente hasta que la situación se resolviese.
- ¿Qué ha pasado con los culpables de esta crisis?. Lo mismo que con los responsables públicos: NADA DE NADA. Recuerdo cuando en la famosa crisis del 29 se contaba que los arruinados empresarios se tiraban por las ventanas de Wall Street, al menos ellos sufrieron su ruina, pero es que en el siglo XXI, los que nos han llevado a todos a esta lamentable situación siguen en sus mismos lugares con los mismos sueldos y el mismo tren de vida. Como si no hubiese pasado nada. Los consejos de Administración siguen siendo los mismos, aunque los gobiernos hayan tenido que apresurarse a salvarles los muebles. Sin duda alguna, esto es lo más grave.
Si, es lo más grave porque ya están puestas las bases para que lo que ha sucedido en 2008 y 2009 vuelva a suceder, solo que con una pequeña diferencia esta vez: Todo irá más rápido ya que los acytos irresponsables no tienen consecuencias negativas, sólo positivas.
Los grandes ejecutivos ahora saben que tienen las espaldas cubiertas: Podrán abordar negocios ruinosos que les proporcionen grandes beneficios a corto plazo, aunque tengan que hundir a millones de familias. Cuando se destape el estercolero no pasará nada, ya que los Estados correran a tapar los boquetes y nos intentarán convenceer de que es la única alternativa posible.
ADVERTIDOS ESTAMOS
PD: Otro día me ocuparé del asunto inmobiliario nacional