En relación con las elecciones a la Junta de Andalucía hemos conocido un vídeo en el que la Delegada de Empleo de la Junta de Andalucía en Jaen, Irene Sabalete (para más señas, actualmente imputada en la trama de los EREs), arengaba a "sus" empleados en 2012 para que votasen al PSOE con argumentos tan de peso como que de no salir el PSOE victorioso, ellos perderían sus puestos de trabajo. Además, como es natural cuando uno tiene una amenaza tan directa, les animaba a pedir activamente el coto al partido por entonces dirigido por Griñán.
Lo cierto es que estas palabras se han hecho públicas ahora, y a la señora Sabalete le han caído todo tipo de críticas. Que si esto no son formas, que si mira como se chantajea en el PSOE a los empleados públicos, que si los estómagos agradecidos, que si mira lo que pasa en Andalucía, etc, etc, etc......
Pero lo que a nadie he escuchado comentar es que lo grave del asunto no son todas estas cosas, que lo son y mucho; sino que la Señora Sabalete tiene razón. Si el PSOE pierde las elecciones (y viceversa) un porcentaje muy elevado de altos funcionarios de esta, y de cualquier otra Junta, van a la calle.
¿Por qué sucede esto?. El motivo es muy sencillo: los tentáculos de la política se han infiltrado hasta decidir los cargos intermedios de los organismos públicos. De todos. Por tanto, estos cargos, que deberían ser estrictamente técnicos, se han convertido en cargos "de confianza", en cargos políticos y en los que se elige a personas a quienes se deben favores, o que simplemente (y esta es la situación más habitual) tienen como mérito la adhesión inquebrantable a las instrucciones del superior.
Por tanto, cuando se produce un cambio político, los entrantes meten a su gente y echan a los otros... Esta realidad incuestionable es un espantoso cáncer en nuestro país; desconozco si en otros lugares suceden las mismas cosas, porque siempre tenemos la tentación de pensar que por ahí atan los perros con longanizas, y casi nunca acertamos.
Esta pequeña anécdota destapa uno de los motivos por los que los organismos públicos se mueven habitualmente entre la incapacidad y la inoperancia. Los responsables de los mismos son elegidos por el dedazo del político de turno y reemplazados cada vez que se produce un cambio en los gobiernos.
No se evalúa a las personas por sus méritos, y así nos va, que estamos en manos de aquellos que mejor han sabido relacionarse con el gobierno de turno; mientras los mejores se pudren en las cloacas del sistema ninguneados por la mediocridad de los dirigentes...
El resultado de todo esto.....es lo que vemos a nuestro alrededor.....
La solución a este grave problema es insultantemente sencilla....pero nadie, y cuando digo nadie, quiero decir NADIE, está dispuesto a abordarla.
http://www.elmundo.es/andalucia/2015/03/24/551173a722601d20788b4574.html