Evidentemente el tema de la semana ha sido la abdicación de Juan Carlos I y la próxima coronación del siguiente Borbón, Felipe VI.
Personalmente no me siento en la profunda contradicción del PSOE que se manifiesta como "profundamente republicano" pero votará a favor de la sucesión al trono del actual príncipe de Asturias. Me siento profundamente republicano y me siento contrario a cualquier entronización. Sin embargo, creo que aunque esta sea mi opinión personal, hay algo mucho más profundo y relevante en todo este proceso, y es que de nuevo las élites gubernamentales deciden por su cuenta y riesgo lo que es bueno o malo para los ciudadanos sin contar con la opinión de éstos. Eso si, casi todos se atribuyen la representatividad de la "inmensa mayoría de la ciudadanía".
El 90% del Parlamento español decidirá próximamente que los ciudadanos somos incapaces de decidir quien queremos que sea el Jefe del Estado para el resto de nuestras vidas.
Hoy se publica una interesante encuesta en El País, que aunque pueda estar más o menos cocinada arroja algunos datos interesantes: Casi dos tercios de los encuestados se manifiestan a favor de una consulta acerca de la conveniencia de que España siga siendo una monarquía. Parece evidente que con el plebiscito de 1978 no es suficiente como para conceder legitimidad al carácter hereditario de la jefatura de Estado español. Mantener este tipo de fórmulas medievales en el siglo XXI parece un completo contrasentido. Los ciudadanos exigimos el derecho a decidir la forma que queremos que adopte nuestro Estado.
Es más, según la misma encuesta, parece que Felipe VI lograría un apoyo mayoritario entre los españoles (49%; frente al 36% que afirma preferir una República). Entonces, ¿no sería lo más inteligente convocar dicho referéndum para así dotarse de una legitimidad de la que ahora carece?. ¿Por qué no lo hacen?...
Parece obvio que muchos de los españoles que nacimos después de 1960, y que no pudimos votar en 1978, queremos expresar nuestra opinión acerca de un tema tan importante, tal y como recoge la propia Constitución española en su artículo 92.1: "Las decisiones políticas de especial transcendencia podrán ser sometidas a referéndum consultivo con todos los ciudadanos". Y parece razonable pensar que la decisión sobre el modelo de Jefatura de Estado entra dentro del concepto de "especial transcendencia".
La censura de publicaciones no ayuda precisamente a mejorar la imagen de la Casa Real
Otra cuestión que no quería dejar de tratar aquí es la discusión acerca de la impunidad (Inviolabilidad lo llaman ellos) del Jefe del Estado, del ex-Rey (no sé si dice así), y del resto de personas de la Casa Real. Simplemente me parece terrorífico. ¿Por qué resulta necesario que estas figuras públicas tengan privilegios de estas características?; ¿es que hacen falta?. Es decir, si el Rey, o su padre, o su familia tienen un asunto más o menos turbio con la justicia, probablemente no merezcan ocupar los cargos de representación que ocupan en la actualidad.
Con un ejemplo quizá lo entendamos mejor: Un juez del Tribunal Constitucional, D. Enrique López, fue cazado conduciendo una motocicleta sin casco y con una elevada tasa de alcoholemia en sangre después de haberse saltado un semáforo en rojo. Tuvo que presentar su dimisión, naturalmente, pues un comportamiento como este es a todas luces incompatible con su cargo público. Luego vendrán las consideraciones legales que el caso suponga, igual que a cualquier otro ciudadano en circunstancias similares. ¿Por qué necesitan los miembros de la Casa Real impunidad frente a un acto de estas características?. Y no digamos nada si en lugar de saltarse un semáforo, se atropella, por ejemplo, a un chiquillo. Si cometen algo así, deben de abandonar su cargo inmediatamente y sin excusas; pero, si como supongo, jamás en sus vidas harían algo así, ¿para que necesitan esa impunidad?. ¿Y si en lugar de un delito de tráfico se tratase de un delito fiscal?. ¿Y si en lugar de.....?
En fin, el asunto de la sucesión se ha convertido en otra vuelta de tuerca más en el divorcio entre nuestros gobernantes y los ciudadanos. Ellos gobiernan de espaldas a las personas, y puede que desde la sociedad nos hayamos empezado a dar cuenta de que las decisiones que ellos toman siempre son beneficiosas para unos cuantos, curiosamente siempre los mismos; mientras que al resto a veces nos benefician, otras nos resultan indiferentes, y en demasiadas ocasiones nos perjudican.
Quizá las próximas citas electorales refrenden este divorcio entre la clase política tradicional y profesional frente a los ciudadanos hartos de que se les mantenga al margen de las decisiones importantes. Muy pocos se han percatado que este ha sido el verdadero punto fuerte de un proyecto tan en pañales como el de Podemos que ha logrado atraer, a pesar de ello, a una gran cantidad de personas deseosas de que las cosas se hagan de otra manera. Imponer la sucesión de Felipe VI porque "lo dice la Constitución" no vale.
A lo mejor este es el terreno de batalla que se delimitará en próximos comicios, y quien no sea capaz de percibirlo perderá la guerra.........
http://elpais.com/elpais/2014/06/06/media/1402074496_679180.html
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