Una de las noticias económicas del día ha sido la rebaja de la calificación de la deuda italiana por la agencia de calificación Standard and Poors. Varios han sido los motivos que han aducido los calificadores para decidir dicha rebaja. Casi todos técnicos, pero ha habido una cosa que me ha llamado extraordinariamente la atención.
Y es que los de la agencia de calificación americana se han permitido criticar abiertamente al gobierno de Berlusconi, por la poca eficacia de las medidas que está adoptando y por su debilidad política en el parlamento italiano.
Esto me genera dos lecturas interesantes:
1º: Parece que las dichosas agencias se han envalentonado y ya se atreven con cualquier cosa. No seré yo quien alabe nada de lo que haya hecho o esté por hacer el ínclito Berlusconi. Pero de ahí a que los de Standard and Poor´s se atrevan a tomar una postura claramente política pretendiendo poner y quitar gobiernos soberanos hay un abismo imposible de cruzar.
Al fin y al cabo, el gobierno Berlusconi por muy nefasto que me parezca, ha salido de unas elecciones legítimas. Y nadie desde fuera tiene derecho a decidir quien ha de gobernar a los italianos.
Y ese es el derecho que parecen querer asumir las incontroladas y al parecer incontrolables agencias de calificación
2º: Y en clave nacional. Parece contradictorio que una agencia de calificación, paradigma del capitalismo más liberal, critique de una manera tan explícita las medidas adoptadas por uno de los gobiernos más conservadores y neoliberales del planeta. Está claro que el dinero no respeta nada y aquí más que nunca perro come perro.
Ahora habría que preguntar a Montoro y otros responsables económicos del PP que se han mostrado muy cercano en las tesis liberales del gobierno Berlusconi, si piensan hacer las mismas cosas que sus colegas ideológicos.
Nunca han ocultado sus coincidencias ideológicas en materia económica (y muchas otras)
Sé perfectamente que mis preguntas y dudas retóricas no tendrán una respuesta adecuada porque el juego es demasiado evidente. Por eso me gustaría lanzar desde aquí mi propuesta sarcástica:
Que las agencias de calificación nos califiquen a los líderes políticos que se presentan a las elecciones antes de que estas se produzcan. Al fin y al cabo y visto lo visto lo están haciendo ya de un modo semi-encubierto.
Además con esta medida conseguiríamos un efecto más que interesante: Las personas honradas podríamos votar al candidato que obtuviese la peor calificación. Porque al parecer, cuanto mejor les va a estas agencias de calificación; peor nos va al resto de ciudadanos.
En fin....No era más que una idea absurda.
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