Por si alguien no lo había notado: estamos en campaña electoral.
La única diferencia con otras épocas del año es que las ciudades están llenas de fotos de políticos y los buzones se nos llenan de propaganda inútil. Porque nuestros políticos y representantes públicos continúan haciendo y diciendo las mismas cosas que en otras momentos.
Y aunque estas elecciones son municipales y en algunos casos autonómicas, la línea argumental principal de los partidos políticos está (una vez más) alejada de la realidad más cercana del ciudadano. Esto es, al fin y al cabo, lo que se dirime en unas elecciones locales: si se va a reparar el socavón de mi calle; o se va a arreglar el parque del barrio.
Pero claro, nuestros políticos han establecido dos líneas de discusión que nada tienen que ver con lo que vamos a votar el 22 de mayo: Bildu y la situación económica general.
Es más, si definimos un poquito más la situación nos damos cuenta de que quizá la victoria más indiscutible del PP en estas elecciones consiste en elegir estos dos terrenos como campo de batalla en la disputa electoral.
En estas líneas analizaré un poquito más en detalle el primero de los dos ejes de los que hablaba anteriormente: Bildu
No me detendré en los acontecimientos ni en los hechos recientes porque supongo que son conocidos por el lector.
Probablemente el mejor resumen de las diferentes opiniones vertidas la hayan hecho los líderes populares cuando han afirmado de diversas maneras, pero en muchas ocasiones de forma más que explícita, que el Gobierno ha permitido que ETA acceda a las instituciones públicas. Esto se lo hemos escuchado a Aznar, Cospedal, Mayor Oreja, González-Pons, y de modo más disparatado a Trillo.
Eso si, cualquier crítica a los acontecimientos va precedida por un más que hipócrita reconocimiento previo de acatación de las sentencias judiciales.
Pero, a lo que vamos, dicha acusación encerrada en tan pocas palabras, lleva implícitos un montón de aspectos que en muchas ocasiones pasan desapercibidas a pesar de su gravedad y nivel de evidencia.
Estas imágenes me resultan muy inquietantes.....
Para empezar, el PSOE y otros partidos han sido derrotados por la estrategia de los populares. En concreto, por esa estrategia por la que a fuerza de vocear cuanto más alto mejor sus gruesas acusaciones sin fundamento, han logrado que en la sociedad se implante la sospecha de que los socialistas y otros partidos han trapicheado con ETA para lograr muy bien no sé qué fines políticos, electorales, etc. La demostración de esto es que la mayoría de partidos en la actualidad optan por una táctica defensiva con la que en primer lugar deben demostrar su carácter "antiterrorista", por ejemplo, cualquier político políticamente correcto ha de comenzar su discurso explicándonos que le repugna que los de Bildu puedan acceder a las instituciones democráticas.
Es decir, el PP ha logrado contaminar todos los debates sobre terrorismo con esa actitud suya tan histérica y vociferadora, olvidando dos aspectos esenciales de este debate: Primero, la amenaza terrorista aunque sigue presente, en la actualidad está muy diluida: ¿cuánto hace que ETA no mata?, si incluso al parecer ya no cobran el "impuesto revolucionario"; Y segundo, si Bildu llega a las instituciones no es ni porque el Gobierno, ni porque el Constitucional lo decidan: será porque unos cuantos miles de personas les voten, y esas personas no van a desaparecer aunque se ilegalice a su partido político.
En estos dos aspectos se debería entablar, bajo mi punto de vista, el verdadero debate político; pero evidentemente la realidad es muy diferente.
Por muy contrario que se sea a la ideología de esta gente....la ilegalización de sus opciones políticas (o lo que sean) no va a provocar su desaparición
Otra derivada muy grave de las acusaciones groseras vertidas desde las filas conservadoras es que si las asumimos como ciertas, hemos de pensar que el Tribunal Constitucional, el Gobierno de la nación y de varias Comunidades Autónomas, así como casi todos los partidos políticos democráticos están del lado de los terroristas. Según esta delirante interpretación de la realidad, todas estas instituciones han permitido, cuando no promovido, el acceso de ETA a las instituciones públicas. ¿Alguien se ha parado a pensar que quizá sea justo al revés?, es decir, que el PP pone en juego todas las herramientas a su alcance para obstaculizar que el fin de ETA se produzca durante un gobierno socialista. Llevan ya casi dos legislaturas con esta táctica.
Pero si escarbamos un poquito más en este cubo de basura, como es natural, encontramos más mierda: ¿por qué el PP ha apoyado la política antiterrorista del gobierno mientras ETA mata (comienzos de esta legislatura)?; y ¿se opone ferozmente cuando ETA no mata (anterior legislatura y finales de esta)?. La respuesta se queda soplando en el viento (Bob Dylan).
Pero este asunto aún no termina aquí: Por ejemplo en un argumento que no es nada nuevo, Aznar ayer recalcó algo que debería llevarle delante de los tribunales. El ex presidente (cada vez me causa más felicidad ese "ex"), ayer dijo en un mitin que si ellos llegan al gobierno, expulsarán a ETA de las instituciones. Y ¿quién es él para expulsar a nadie de las instituciones?. Si hay una sentencia del Tribunal Constitucional que dice lo contrario, ni si quiera el Presidente del Gobierno puede hacer lo que le salga de los bigotes.
Es decir, los populares confunden intencionadamente el tocino con la velocidad y atribuyen al Gobierno una capacidad a todas luces ilegal de influir sobre las decisiones del Tribunal Constitucional, pero lo que es más grave: De manera implícita se otorgan a si mismos dicha capacidad.
Se pasan por el arco del triunfo la división de poderes del Estado de Derecho, y a todos parece darnos igual: Continúan siendo los favoritos para ganar las elecciones.
VAMOS CAMINO DE CONSEGUIR LO QUE NOS ESTAMOS MERECIENDO
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